domingo, 15 de enero de 2012

La Espejo Casa encantada (Capitulo 1)


Un chico y una chica.
Un viejo caserón.
Las paredes repletas de reproducciones de Kubin.
La mecha: Una sicofonía que les gritaba “¡Largo!”, y después un interminable galopar grabado donde no había nadie más que ellos dos y el silencio sepulcral de aquella casa.
-¿Como andas?
-No tan bien como vos.
Ella sonríe.
-Te pregunte como andas, no como estas.
-Yo sobre dos patas, a veces sobre tres... y muy borracho sobre cinco.
Eso la hace reír a carcajadas.
-Mentira... me dijiste que no te puedes emborrachar ¿Ves como me acuerdo? Tengo buena memoria.
-Justo lo que me falta a mi.
-Existen vitaminas y patillas para eso.
-Lo sé, pero se me olvida tomarlas... Por cierto, veo que la vida sedentaria te hizo engordar ¿Como va tu agenda para citarme para cenarte? ¿Algún hueco?
Los turgentes pechos y las llenas mejillas tiemblan dulcemente al reír.
-Esta clausurada para los hambrientos y los sedientos que me quieran devorar.
-¿Entonces tendré que secuestrarte en forma de lobo feroz?
Se pone seria.
-¿Lo harías contra mi voluntad? Nunca esperé eso de ti.
-Por propia voluntad siempre es mejor.
-¿Tendré que ponerte la correa y el bozal?
-Si te excita lo de sacarme a pasear, claro.
Ella vuelve a reír.
-Serias una domina muy sexy – añade él -... Una domina excelente, dolor y placer al tiempo.
Ella ríe y añade.
-Jamás lo consigo al completo.
-Eso es porque enseguida gana la chica buena y romántica.
-Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii... Mi querer aprender a ser mala.
-Mi saber enseñar a ello, pero no saber luego lo que de vos quedaría de adorable.
-Mi linda y adorable, sí.
-Mucho, tanto que dan ganas de comerte.
-Mejor me quedo así, hasta que algo que no sea apropósito me haga cambiar-
Él pone cara triste.
-¿No te dejas comer por mi?
-No, mi ser fiel.
-¿Qué tiene que ver la fidelidad con que te coma? – la pregunta, rascándose la cabeza.
Se quedan mirándose... Hablan para expulsar al silencio, se asustan para expulsar al miedo, y se ríen para expulsar a la muerte...
Él sabe que a la mañana siguiente va a sentirse muy arrepentido por sus atrevidas palabras hacía su compañera, no se puede emborrachar, pero el alcohol si desinhibe una parte de él que no le gusta mostrar... Una parte primaria, hambrienta, salvaje, voraz,... Algo a lo que a veces se ha sentido tentado a abandonarse, pero, que a la vez le aterra dejar salir debido al que dirán.
-Voy a buscar el baño –se disculpa.
Recorre los pasillos, donde apenas hay luz... Hace años que aquella casa no tiene dueños, él también recuerda que, tampoco, sabe donde esta el baño.
Pasa por delante de la puerta corredera que da al jardín... Hay alguien fuera. La figura contrahecha, obesa, es difícil de describir... Un caricatura macabra del concepto de un ser humano.
El jardín es interior ¿Cómo ha podido entrar alguien sin pasar por la puerta principal? Algo le empuja a llamar la atención al intruso, es estúpido, ellos también son intrusos en esa casa, pero, aún así lo hace.
-Perdone, pero...
No puede continuar, una vez que sus ojos ven a aquel hombre, la pesadilla de un coulrofobico, no puede continuar... Entonces es cuando oye su voz, como el graznido de un cuervo con muy mala hostia...
-Mira, chaval – le dice -... Te lo voy a poner fácil, déjame a la chica aquí en casa y vete a cagar lejos de aquí – se frota aquella enorme barriga, y sonríe de una forma que hace que el alma más valiente se encoja de horror y se rompa en mil pedazos -... Esa muñequita y yo vamos a ser muy, muy felices... ye la mantendré calentita, a fuego lento diría yo – y su risa, su risa ya es demasiado... le hace caer de rodillas, sin fuerzas -... ¡Largo!
Sí, aquella era la voz, la voz de la psicofonía... La voz, sí la voz...
... Y luego, la oscuridad...
El primer dueño de la casa se llamaba Garcilso Vargas, poco se sabía de su vida... Demasiado de las macabras leyendas que de él y esa casa se cuentan... Un buen anzuelo para la visita de curiosos amantes de lo paranormal, la crónica negra, o, simplemente, las casa encantadas.
-No sufráis, cabroncetes – dice el hombre, mientras arrastra el cuerpo inerte del joven curioso, de nuevo, dentro de la casa -... El Show solo acaba de empezar.

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