lunes, 16 de enero de 2012

La Espejo Casa encantada (Capitulo 3)


Principios de los años 30, S. XX
-¿Te divertiste? – preguntó la mujer al joven.
-¿Cómo?
-Con Isabelita, ¿Te gusto?
-No entiendo
-Se lo que ocurrió
La Catalana estaba en pie frente a él... En sus ojos podía leer que de verdad lo sabía...
-¿Cómo lo...?
-Lo siento dentro de ti... Puedo olerla dentro de ti...
Él se calló... Ahora le iba a denunciar por aquello... Pero, no podía ir a la cárcel... Solo era un niño... O quizá si pudiera... ¿También la Republica era dura con los desviados?
-Tranquilo, no diré nada.
Aquello le hizo sentirse mas tranquilo
-... Pero aun así me debes algo
-¿El que? Con Isabelita pague mi deuda
-Pero ahora Isabelita no volverá a ser mía... No imaginas cuanto me enamoro esa chiquilla... Ahora deberás compensarme con otra
Aquella Mujer era peligrosa, ahora él comenzaba a comprender...
-¿Quién?
-Se que tienes una linda hermanita... Y se que ella no es una criatura tan pura como era Isabelita. Pero renunciare a saborear la inocencia a cambio de la ternura de la edad...
-¿Y si me niego?
La Mujer agarro por el mentón al niño.
-Créeme, no querrías saberlo

En la actualidad...
-¿Qué...? – gime ella, aplastada por el peso del obeso payaso diabólico - ¿Qué quiere de nosotros?
Él engendro soltó una carcajada, un montón de graznidos de cuervo distorsionados.
-Lo que quiere cualquier tipo, monina, follarte hasta que revientes y después abrirte en canal con este mondadientes para ver si eres tan bonita por dentro como por fuera – le responde.
La chica suelta un alarido que retumba por todo el viejo caserón.
El engendro vuelve a reír...

Principios de los años 30, S. XX
La niña solo tenía 9 años, y, aunque pronto había sido desflorada, aun seguía siendo una niña fácil de engañar.
La llevo a aquella casa, engañada con mil historias del todo improbables... Pero siempre era mejor que decirla que la llevaba ahí para vendérsela a un demonio pervertido vestido de mujer... Antes de que salieran lloró, aquella niña era el único ser humano que no le producía asco (odiaba a todos los seres humanos desde que su padre, un hombre violento y amante de la botella, le dio su primera paliza, y el cura le dijo, cuando fue a buscar consuelo a la iglesia, que, si la recibió, por algo sería)...
-Aquí es
-Es una casa muy bonita.
Todo lo que no fuera aquel piso cochanbroso, donde se habían criado, le parecía bonito a esa preciosidad... Ignorante del infierno donde se metía...
Sus ojitos claros se paseaban por los rincones de la vivienda, se hundían en la inmensidad de la escalera decimonónica que el edificio conservaba, y su manita regordeta se aferró a la de él para subir los escalones...
La Catalana les esperaba al final de la escalera, sonriente... Vestida como el día anterior... ¿Su atuendo ceremonial?
-Bienvenidos, mis dulces... Pasad, y sentaros.
La niña pasó primero, deseosa de ver las bellezas que aguardaban en esa casa... Atrás quedaron la mujer y su hermano.
-Aquí la tienes
-Ya veo
-¿Y ahora que?
-Eso lo decido yo
-¿Le harás daño?
La mujer sonrió y acaricio al niño.
-Ahora es mía... Cubrirá la deuda... Y si es como me dicen mis ojos, incluso podrías ganarte unos billetes por este... regalo
Un estremecimiento de... ¿Placer?...
-Ahora vete
Él obedeció, mientras La Catalana se giraba hacía la niña.
-Que casa mas bonita tiene, señora – dijo la niña, mirando a su alrededor - ¿Para que me quiere aquí, señora?
-Para que pagas una deuda de tu hermano
-¿La debe dinero mi hermano?
-Mucho más que dinero.
-¿Cuánto?
-Mas de lo que imaginas. Solo tu puedes ayudarlo
-¿Como?
-Me servirás durante 25 años
Aunque esas no eran las verdaderas intenciones de la mujer, pensó él, quien seguía escuchando... resistiéndose a marcharse, a dejar sola a su hermana con esa mujer.
-Eso es mucho tiempo – escuchó la voz de la niña.
-Se pasara en un suspiro, ya veras.
-¿Qué debo hacer primero?
-Ya te diré... sígueme
-¿A Dónde, señora?
-A bañarte, que hueles a casa mohosa, y de paso a pesarte y medirte... Quiero a mi servicio bien sano... Además tienes que estar linda para la fiesta de esta noche.
-Una fiesta, que bien.
Sin que lo supieran, él las siguió. Sin saber si era su amor y arrepentimiento hacia la hermana a la que acababa de traicionar, o el morbo por ver que pasaría después...
Vio a la niña meterse en el agua, de seguro nunca había probado una bañera tan cálida, ni tan perfumada,... Se dejó hundir entre las espuma... La Catalana, presente junto a la bañera, no la quitaba el ojo.
La niña acabó su baño.
-Señora, acabe – dijo la niña, alargando sus rollizos brazos para que la mujer la ayudara a salir.
-Muy bien, ya se te huele dulcemente limpia – dijo la mujer, ayudándola a salir, sin cortarse en palparla a placer y olfatearla.
La chica se sonrojó.
La Catalana enseguida la tuvo sobre la bascula.
-Mmmmm, muy buen peso – y observándola con detenimiento -... tu tamaño y tu peso son perfectos, caramelito – dijo, mientras la bajaba del artilugio -... Ahora habrá que desinfectarte, a saber la de piojos y bichos que traerás de aquella casa donde antes vivías ... Tengo preparada una gran olla de agua caliente perfecta para ello.
-La sigo, señora – dijo haciendo una reverencia, imitando las que había oído que las sirvientas hacían a los señores.
La Catalana sonrió ante la inocencia de la niña....
Él lo vio todo... y lo escuchó todo. Vio y escuchó lo que vino a continuación, y fue testigo de un fin, el de su hermana, que nunca creyó que podría ser el de un ser humano...
... Al fin, cogiendo fuerzas, se presentó ante La Catalana.
La mujer se había dejado la puerta abierta a posta... Sabía que él entraría... que la vigilaría... Y, sobre todo, que aprendería viéndola actuar...
La Catalana le sonrió al verlo.
-Ven, y come a mi mesa... Desde ahora serás mi principal amigo... Mi aprendiz... El continente donde verter aquello que sé, antes de que los tiempos se me lleven...

Actualidad
Ochenta años después, la casa seguía prácticamente igual. La Casa donde vivió La Catalana, la que vio nacer y morir el amor de Garcilaso y Margarita, la que se llenó de nuevas leyendas tenebrosas cuando este amor se trunco... Leyendas que ahora atraen a jóvenes curiosos que no saben lo que les espera entre aquellas paredes y a un alma negra y ponzoñosa que conoce bien hasta el último rincón de aquella macabra morada.

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