Entre estas dos imágenes han pasado 12 años, los mismos que han pasado desde que yo, como los protagonistas de las dos cintas, me gradué en el instituto. Hay quien dijo una vez que American Pie es el Porky´s de la generación de nacidos a primeros de los 80, quizá sea así, pero, visto en retrospectiva, la primera llena unas capas que la segunda, por, mero divertimento a imitación de “Desmadre en la Universidad” o la saga de “Los Novatos”, no alcanza (cierto que ambas muestran la obsesión por el sexo de los adolescentes, más enseguida American Pie se desmarcaba de seguir solo esa línea.
Yo vi la primera película de la saga American Pie con mi grupo de amigos a finales de 1999, en un cine de la capital. Todos estábamos, como los protagonistas del film, en nuestro ultimo año en el instituto y a las puertas de la graduación, y también éramos 5 jóvenes vírgenes. Ahorrare tiempo diciendo que los 5 hicimos el mismo pacto que los protagonistas de la película: perder la virginidad antes de graduarnos e ir a la universidad. El film te permitía sentirte identificada con cada uno de los personajes, cada uno mostraba a un joven que te era familiar, porque, seamos sinceros, la España de finales del siglo XX no se diferenciaba en nada al EEUU de esa misma época (o al menos al que la película nos mostraba)... Aunque queramos mantener eso de Spanish is diferente. Todos vivíamos, como los protagonistas, en un barrio residencial y en chalets, así que también eso podía hacernos identificarnos con ellos.
A decir verdad, antes de entrar en la universidad, creo que el único que incumplió el pacto fui yo... pero, eso ya lo sabía desde que decidí participar en él.
Doce años después nos volvemos a reencontrar con los mismos protagonistas, por ellos y sus personajes también han pasado esos doce años, y cada uno, recién entrados en la treintena tiene su vida y vive su propia lucha por madurar. Lo cierto es que ninguno es lo que esperaba ser doce años atrás, y ciertamente creo que ninguno de nosotros cinco lo es tampoco... Y es por eso que este reencuentro es refrescante, porque ellos siguen siendo un reflejo, quizá no tan fiel aunque tampoco entonces lo era (cada cual es diferente según la sociedad, la familia, y la educación que le han inflingido), de quien eres y eras... y es bueno reírte un poco de ti mismo, en unos tiempos y una edad
en la que, más que nunca, el mundo trata de fagocitarte.
¿Has cumplido con todo lo que te proponías que serías cuando saliste del instituto? ¿A que esperas entonces? Sigue persiguiendo tu sueño... Este solo puede aplastarte, y si lo hace, ¿ya que importa? Si no puedes alcanzar ese sueño, de nada servirá vivir un sustitutivo de este.
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