sábado, 10 de diciembre de 2011

El Conclave de los Dragones

Durante la noche el silencio es la mejor compañía es esta casa...
Los ojos y los oídos de las paredes se han retirado por una temporada, al fin puedo escribir sin que ellos espíen mi confesión.
Cuando los optimistas y los corderos caminan por el bosque caen en las garras de los lobos y las bestias sagradas...
Cuando quienes no quieren oír ni ver, se adentran en el bosque, se convierten en alimento...
A ella no iba a hacer falta cebarla durante toda una fase lunar, ni siquiera seria necesario engañarla con juegos competitivos. Ella vino a las bestias por su propio pie.
-¡Carne! - gritaron al rodearla.
-¿Quienes sois? – gimió ella entre curiosa y aterrada.
Una mano de largas uñas la atrapo una de las mejillas, pellizcándosela.
-Nosotros sabemos bien quienes somos ¿Sabes tu quien eres, corderito? – le pregunto el dueño de aquella mano, relamiéndose los labios... mirándola como quien mira a un objeto anhelado largo tiempo.
-Yo... Yo... – no conseguía que la salieran las palabras.
-¡Tú eres comida! – y sin soltar su trofeo, se giró hacia aquellos que lo acompañaban -, preparad la hoguera... Hoy habrá carne para cenar, carne de cordero humano.
Y veloz como un rayo, se giro hacia ella y hundió sus afilados dientes en la carne de la muchacha...
-Mmmmm… La cata esta realizada – hizo una pausa hasta que los vítores se acallaron -... Este banquete será delicioso.
Y, con igual violencia, la arranco la fina blusa de un solo tirón, desgarrando la tela con un silbido... Dejando a la vista una carne tostada y voluptuosa. La bestia lamió uno de los pechos.
-Mmmmm… Suave, tierna, y gordita – apreció la bestia.
La hoguera se encendió enseguida, gracias a la cooperación de todas las bestias... Desnuda, atada a una rama que sostuvieron sobre dos muletas, fue colocada la muchacha sobre el fuego, a fin de que su carne se dorara y asara.
-Crujiente y doradita por fuera... Jugosa y sabrosa por dentro – dijo el líder, pinchando el ancho y redondo trasero son su cuchillo. Luego se giró hacia sus compañeros, y con los brazos en alto, proclamo -... así ha de ser: los Corderos alimentando a los Dragones.

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