sábado, 31 de diciembre de 2011

Cocinera, cocinera... atiende bien la candela


Hace 10 años...
-No te enojes – dijo la camarera rubia.
Él levanto la cabeza y mirándola con deseo animal la dijo:
-Tranquila yo no me enojo con muchachas lindas... Si me enfadan las invito a cenar a mi casa.
-Tu novia te matara si se entera.
-Que va, ella sabrá agradecerlo, así tiene que comprar menos carne para la semana.
Y es que aquella preciosidad estaba bastante bien armadita; rubia, cachetona, sabrosamente curvilínea, y porque no hablar de aquella sonrisa tan apetecible... Era todo un banquete tierno y delicado para quien gustara de la carne de sus congéneres,
-No entiendo.
-Si hay invitada a cenar menos carne hay que comprar – la sonrisa de aquel tipo lleno el local... congelando a la camarera en su sitio.
En los enormes ojos rasgados de la belleza se leía el terror, pero ¿Por qué no huía?
-Creo que es el calor... El aire acondicionado esta tal alto que te da un golpe de calor y vas al cielo... Estoy asada – comenzó a decir la chica.
-Entonces no habrá diferencia con celebrar una cena con nosotros.
-¿Por qué? – temía la respuesta, pero un cosquilleo en su estomago la empujó a hacer la pregunta.
-Porque acabaras asada y en el cielo.
Su cuerpo no la respondía como ella deseaba, estaba húmeda y sus pechos se habían hinchado... Él se dio cuenta de aquello, y la miró con placer, y la invitó a sentarse muy cerca de él...
-Estoy seguro de que tendrás zonas bien tiernecitas para hincar el diente.
-¿Usted cree?
-Seguro, tienes unas lindas mejillas – y sin pudor alguno, paseó su lengua por la que le pillaba más a mano y culmino chupándola -... Eso dice mucho bueno de ti, además – se inclinó para pasar su lengua por el generoso escote -... se te ve muy sonrosadita, también es buena señal.

Actualidad...
Aquella camarera había adelgazado bastante, pero su rostro había adquirido cierta sensualidad salvaje... Gracias a aquel encuentro había dejado de ser una simple ovejita para convertirse en toda una depredadora.
Con 33 años, ella era quien iba a comerse al jovencito con el que se había citado aquella mañana en la cafetería donde estaban...
Iban a conocerse, bueno él iba con esa intención...
-¿Qué signo eres?
-Escorpio – respondió ella.
Le paladeó con aquellos enormes ojos, era cinco centímetros más alto que ella y el doble de corpulento, esperaba que aquello no fuera un problema... él no le quitaba ojo a las sensuales curvas que ella aún conservaba, y que junto a sus morbosamente carnosos labios eran su mejor arma.
-En tu perfil decía que estabas recién separada – esperó a que ella asintiera - ¿Tienes hijos?
-Sí, dos – y pronto correrían la misma suerte que aquel muchacho, si nada lo remediaba... lo cierto es que ella nunca había querido hijos, y ahora que por fin se había librado del padre de las criaturas, aquellos dos monstruitos caprichosos iban a devolverla 8 años de alimentarlos y consentirlos con un sabroso y tierno banquete... Carne de su carne, el plato de la casa...
... Pero era del chico de quien debía preocuparse en esos momentos, la pagina de contactos a la que se había adscrito era el mejor menú que se podía encontrar... además aquellos nuevos tiempos tan abiertos facilitaban el poder elegir entre los dos sexos.
-Y tú acabas de licenciarte ¿No? – esta vez fue ella quien preguntó.
-Sí.
Bien, comida ilustrada... Era un avance.
Teresa sacó un cigarro y se lo llevo a la boca, sujetándolo y aspirando el humo de forma que él pudiera hacerse una idea de cómo iba a quedar su miembro entre ellos... Se dice que las fumadoras son divinas felatrices, y para mejorarlo ella se había operado sus labios hasta darles aquella forme divina que provocaba el deleite de sus victimas... deleite al menos mientras conservaban sus sexo pegado al cuerpo.
-¿Fumas? – dijo ofreciéndole de su pitillera.
Él cogió uno, con manos temblorosas y con los ojos fijos en la boca de Teresa... Objetivo conseguido. Ella intentó no sonreír con deleite.
-Gracias.
Las que tu tienes y las que yo voy a disfrutar, pensó ella, salivando con disimulo.
-Vente a mi casa, acabo de hacerme con una buena cosecha... ¿Te gusta el vino?
Él tragó saliva y asintió.
Macerarlos en buen alcohol siempre era el siguiente paso...
Durante el camino de ida, Teresa le dejo que la cogiera de la mano, y ella sin ningún reparo aprovecho para palparle el brazo y la entrepierna, la cual, como ya esperaba, estaba ya lista para ella... Aquel muchacho iba a ser un rico banquete.
En cuanto llegaron a la casa, Teresa le indico que dejara el abrigo donde quisiera...
-Soy muy hogareña – lo cual del todo no era mentira -, excepto para trabajar o estas citas, casi nunca salgo de casa.
Como le había dicho aquel joven, diez años atrás, cuando tienes invitados en casa no tienes que preocuparte por salir a comprar al supermercado.

Hace diez días...
-No entendí nada – dijo la joven.
Teresa suspiró.
-A ver ¿Conoces la disyuntiva entre el Eros y el Thanatos?
-No.
Teresa volvió a suspirar, aquella dulce morenita estaba bien rica, pero no parecía muy istruida.
-Sabes lo que es Erotismo ¿No?
-Sí, claro.
Bueno, de otro modo iban a tener problemas.
-Bien, según los antiguos griegos al espíritu del Eros, como arquetipo del placer sensual, de los sentidos, que es motor de la vida, se le antepone el arquetipo del Thanatos, es decir, algo así como la muerte – esperó a que la chica asintiera, y continuó, sin quitarla ojo de encima, más tarde la iba a dar una demostración practica de aquello -... Los surrealistas y los decadentistas descubrieron que ambos conceptos contrapuestos no son tan diferentes en el alma humana... de alguna forma la muerte o el dolor podía causar cierta excitación de los sentidos... ¿Vas siguiéndome, o ya te perdiste?
-Algo... algo he entendido.
Teresa la paladeó con sus enormes ojos, para recordarse el porque no la había mandado al cuerno... La piel de la chica era tostada y sedosa al tacto, tenía una cara bonita y aniñada que a Teresa le recordaba a la de su hija (detalle que, teniendo en cuanta los planes que tenía para esa noche, y con esa chica, Teresa, fuera un plus para soportarla hasta que llegaran a su casa), tenía un cabello azabache muy atractivo, y su cuerpo sin ser un paisaje de curvas estaba lo suficientemente rollizo para que la fuera atractivo y prometedor.
-A ver ¿Qué sabes de fetichismo?
-Algo se, pero instrúyeme. Por favor.
-A ver, comportamientos fetichistas como sexo en lugares adscritos al ritos funerarios o con gente enferma o lisiada, tienen mucho que ver con esta relación Eros / Thanatos.
-Empiezo a entender.
Ya quedaba poco, muy poco... Se relamía Teresa.
-La ginofagia y la androfagia es algo parecido... Aunque se puede quitar el carácter sexual – algo que ella no pensaba hacer, desde luego... no hay nad mejor que jugar con la comida antes de, aunque suene redundante, comérsela -, y es más útil para escribir sobre la naturaleza humana o antropología del pensamiento.
-Mira lo que una aprende.
Teresa estaba lanzada.
-A ver, te pondré un ejemplo de como están estos comportamientos insertos en la naturaleza humana ¿Quieres?
La chica sonrió.
-Ilústrame.
Esta vez fue Teresa la que sonrió, y pellizcándola con doble intención, la dijo:
- A ver ¿De pequeña las señoras mayores te pellizcaban las mejillas y te decían: esta niña esta para comérsela?
-Siiiiiii – contestó la chica, algo menos sonriente.
-Bien ¿Y te invitaban a comer dulces? – Teresa, en cambio, sonreía como un gato satisfecho.
-No recuerdo.
-Si era así, es que t tenían en el menú.
La chica rió.
Teresa continuó su explicación.
-Normalmente, comentarios o acciones como aquellas suelen ser comportamientos ginofagos, si es una hembra, o androfagos, si es macho... Temas como: este chico esta más bueno que el pan, o ese culito esta para morderlo, o frases como esa de: de pequeños te lo comerías, y cuando son grandes te arrepientes de no haberlo hecho; o, también, dentro del sexo, el propio acto de morder o chupar, es un acto de ginofagia o androfagia. Y luego están los mitos solares antiguos, que han llegado a nuestros días convertidos en cuentos o narraciones populares
-Vampiroooooos ¡Ñaaam!
Como no, el tema de moda entre las adolescentes... Todas encoñadas con ese vampiro mormón y amariconado...
-No, los vampiros no, exactamente.
-Me suena a eso.
-Con respecto a narraciones populares me refiero a cuentos de hadas como: Hansel y Gretel, Caperucita Roja, El Lobo y los 7 cabritillos; todos basados en mitos solares como el de Ra y la serpiente Apofis: Cada noche, Ra (el sol) era engullido por Apofis, y luego resucitaba más poderoso al renacer al día siguiente; Esos tres cuentos en realidad son narraciones de ritos de paso... De la luz a la oscuridad, para llegar al renacimiento más luminoso.
Renacer era lo que aquel bollito no iba a hacer, pero eso sí, Teresa pensaba comérsela con mucho gusto.
Los niños estaban en casa de su padre, así que tendría el hogar para ella sola... y para disfrutar de aquel bocado delicioso...

¿Cómo se realiza un Rito Solar?...
Iniciado:
Has salido a pasear, estas pensando en ese problema que te aqueja: Seguir o no seguir con los estudios... Vas tan metida en tus pensamientos que te adentras demasiado en un lugar desconocido y oscuro. Cuando quieres darte cuenta, no sabes donde estas, y ves una casa... Tienes hambre y frío, y estas cansada, así que piensas en alojarte allí hasta que vuelva el día y puedas encontrar el camino de vuelta. Pero, conforme te acercas a la casa, una sensación de que no hay razón para buscar el regreso te invade, quizá en esa casa donde nadie te conoce puedas empezar una nueva vida... ¿Llamas a la puerta?
Neófita: Sí.
Iniciado: Ok... ¿Quién prefieres que te reciba, que sea quien te devore, un hombre o una mujer?
Neófito: Déjame pensarlo... Me parece que me va mejor un hombre.
Iniciado: Ok... Te abre un hombre, que te pregunta: ¿Quién eres y de donde vienes?; ¿Qué respondes?
Neófito: Ok....soy (defendemos la identidad de la persona) y estaba dando un paseo y me perdí.
Iniciado: ¿Alguien te esta buscando?; Pregunta el hombre.
Neófito: No.
Iniciado: Pasa; Te invita a entrar ¿Entras?
Neófito:
Iniciado: La puerta es cerrada con varios candados, ya no hay marcha atrás... ¿Tienes hambre?; te pregunta.
Neófito: Mmm... No.
Iniciado: Estas bien alimentada; dice observándote... ¿Te trataban bien en tu casa?; pregunta.
Neófito: Sí.
Iniciado: Esta bien... porqué yo si tengo hambre, y viniste justo a mi hora de cenar ¿Dejas atrás algo en esta vida?
Neófito:
Iniciado: ¿El qué?
Neófito: Mi familia.
Iniciado: Tendrás que despedirte de ella, pues te voy a devorar... ¿Aceptas ser devorada?
Neófito: Si no me queda otra...
Iniciado: (sonriendo divertido) Muy bien (metiéndose de nuevo en su papel) Antes de comerte, veamos como estas de lista ¿Qué parte de tu cuerpo te provoca más inseguridad?
Neófito: Mi estomago.
Iniciado: Ok... Veamos si estas rellenita; dice el hombre. Súbete la camiseta y enséñame tu panza.
Neófito: (se sube la camiseta, dejando al aire su vientre) Ok, ya esta.
Iniciado: Ok (comienza masajearle la tripa en circulos)... Tienes una barriga muy linda; vas sintiendo un agradable calor que poco a poco te relaja... tu piel es suave, y luce dorada y muy atrayente; te susurra, y poco a poco esos comentarios van entrando en tu interior como la agradable sensación de calor ¿Te gusta esa sensación?... Trata de sentirla, mientras tu misma te acaricies, más tarde, en círculos la zona de la tripa, esto solo es una primera sesión de prueba,
Neófito: Pensé que me ibas a comer... Jajaja...
Iniciado: Todo forma parte del trabajo. Se busca que tu vayas sintiéndote bien contigo misma, y luego al devorarte se transmitan esas sensaciones agradables como una nueva piel y carne, porque has aprendido a sentirte bien contigo misma... Tienes una tripita deliciosa ¿No crees?
Neófito: Supongo.
Iniciado: Yo la veo como un signo de buena salud y prosperidad, la piel es cálida y suave, y dentro de ella hay muchas cosas bonitas... además de que indican que estarás deliciosa y jugosa ¿Puedo besar tu panzita?
Neófito: Claro... Lo que me pasa con mi estomago es que tengo esta cicatriz horrible
Iniciado: Besa tu tripa, con adoración y lentamente, ese calor agradable vuelve y se extiende desde la zona del beso hasta todo tu estomago... Luego, vamos a centrarnos en esa cicatriz... pasa su lengua a lo largo de ella, y ante el avance de su lengua, esa sensación de calor y bienestar se va expandiendo. Puedes hacerlo tú, en privado, imaginándote que es otro, más guapo que yo, pasándote su lengua, mientras te pasas la mano, o, simplemente, pásate la mano con calma sin imaginar nada pero pensando en que sientes ese calorcito.
Neófito: (asiente) Okis.

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