viernes, 30 de diciembre de 2011

La Epifanía


En el momento decisivo, cuando todo iba a irse a la mierda... La superficie del espejo latió frente a mí, y comprendí las palabras de aquel códice escrito sobre la piel de la espalda de aquella muchacha...
... Y decía así: Todo esta permitido, nada es verdad.
Abracé a la muchacha, y tomé la decisión, en ese momento... debía de continuar, se me había dado una nueva senda que caminar.
Ni siquiera estaba seguro de si tendría la voluntad suficiente para recorrerla hasta el final..

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