sábado, 17 de diciembre de 2011
Looney a través del espejo
Nature Boy, con la inmortal voz de Peggy Lee, llena la sala blanca, hay que decir que hace juego con la melancólica mirada de ojos aguamarina de la muchacha, Lola Bunny, que se apoya contra la pared, mirándola sin mirarla... Entra Licia, y la ve.
Licia: ¿Quien eres?
El antiguo tocadiscos, único mueble de la habitación, pasa a tocar Somewhere Over the Rainbow, cantada, como no, por Judy Garland... Aquella canción siempre ha hecho llorar a Licia, esta ocasión no es menos...
Lola Bunny: ¿Vas a curar a mi mama?
Licia: ¿Qué la ocurre?
Lola Bunny: Primero le dolió la cabeza... Luego, como que se le complico ¿Me ayudaras?
Licia se mira las manos.
Licia: No lo sé, pero, espero que tu mama se ponga bien.
La habitación cambia de color cuando la chica sonríe.
Lola Bunny: ¿Eres Alexandra?
Licia: ¿Quién?
Licia no comprende nada.
Lola Bunny: La chica que tenia el problema con él.
Rodeada por aquel azul eléctrico, la música ha cambiado... El viejo tocadiscos sigue ahí... La melancólica You Raise Me Up se deslizaba por cada rincón llenándolo con un aire de añorada ensoñación...
Licia: No se de quien me hablas, ni siquiera se quien eres tú.
Lola Bunny se acercó a Licia y, antes de que la segunda pueda hacer nada, la besa en la boca, su sabor es como de nube de azúcar... etéreo y breve, casi real...
Lola Bunny: Mi mama se va a morir... Pero ahora tu estas aquí, Alexandra
Licia: Creo que te equivocas, es la primera vez que oigo ese nombre... Mi nombre es...
Licia soltó un gemido... Había olvidado su nombre.
Lola Bunny: ¡Bah!
Lola se aparta de Licia.
Licia: (realmente preocupada por la chica) ¿Que ocurre?
Lola Bunny: Mi casa ya no tiene agua, los conspiradores se la llevaron... Me gustaría tanto poder bañarme.
La habitación vuelve a ser blanca... La música ahora es White Rabbit de Jefferson Airplane... La memoria empieza a aclarársela, pero, aún no ve con nitidez donde, como, y cuando se ha perdido.
Lola Bunny: Al contrario de la opinión general, todos los conspiradores son unos chapuzas.
Licia: Explícame eso
Quizá si la hace hablar más, entre todo aquel galimatías de frases inconexas, Licia, logre hallar las respuestas que le devuelvan la memoria.
Lola Bunny: Es una conspiración bien tramposa.... Que te voy a decir, tú ya sabes las reglas (mira el pequeño reloj que lleva prendido al cuello, y agarra de la mano a Licia)... Pero ahora hemos de irnos, hay prisa.
Una puerta se abre en la blanca pared, tras ella una madre abrazaba a su blanquísimo bebe, mientras las da la bienvenida con una amplia sonrisa. Fever cantada por Elvis Presley sale de algún rincón de la habitación...
Licia empieza a notar un excesivo calor, y es entonces cuando se fija en la enorme parrilla llena de pollos con pañales junto a la que están la madre y su bebe.
Carpintera: Tengo algo en mente (dice la mujer, con esa sonrisa que a Licia cada vez se la antoja más inquietante), y no se que tan lindo será.
Licia: (Rogándola) No lo hagas, por favor.
Ya es tarde, la madre deposita a su bebe sobre la parrilla, y este enseguida se transforma en otro pollo con pañales.
Carpintera: (habla mientras se deshace de la blusa, quedándose en sujetador y fotografía a los pollos / bebes asados) Me gusta el dolor... cierto tipo de dolor... No lo de cortarse y esas cosas.
Es una mujer bonita, no debe sobrepasar el 160 cm y tiene un cuerpo bien definido en sus curvas.
Licia: ¿Y eso viene a cuento de...?
Por mucho que Licia se esfuerza, no consigue encontrarle un sentido a esas gentes y las situaciones de las que es testigo.
Carpintera: Ya cocine 11, me falta uno
Cada una de las chicas, la Carpintera y Lola Bunny, la cogen de la mano, y tiran de ella hacía la parrilla...
... Licia intenta resistirse, pero se descubre incapaz de oponer resistencia...Es como en aquellos sueños donde de repente tu fuerza se ve anulada y la gente te manipula como si fueras de papel o flotaras en liquido...
Licia: No, parad.
Carpintera: ¿Tienes educación? Yo apenas pase del Bachillerato (la Carpintera parece restar importancia a toda aquella locura de la que es impulsora) ¿Crees en Dios? Yo tampoco.
Cuando Licia comienza a sentir el calor de la parrilla peligrosamente cerca, sus ropas empiezan a chamuscarse y su piel casi borbotea, la Carpintera la ofrece un cigarro.
Carpintera: ¿Fumas? Te ayudara a pasar el rato, mientras tanto.
Lola Bunny la ofrece una botella.
Lola Bunny: ¿Bebes? Te ayudara a pasar el rato, mientras tanto.
Licia: (impotente ante lo que se proponen esas dos con ella) ¡Estáis locas!
Las dos chicas se detienen, y se miran la una a la otra, por encima de Licia.
Carpintera: No sé.
Lola Bunny: Yo alguna vez lo pensé.
¡Plaf! ¡Plaf!
Alguien bate palmas para llamarlas la atención. Es una chica, las luces se encienden a plena potencia, están en un bar repleto de gente...
Liebrertina: ¿¡Para cuando van a estar esas 12 ostras, Carpintera!?
Lola Bunny: Corre (instando a la Carpintera), la liebre esta hambrienta.
Porky LaMorsa: Seguid hablándola del dolor para distraerla
Habla un tipo gordo, con pintas grasientas y los dientes desproporcionados, que apenas disimula al hablar sin abrir mucho la boca, que va del brazo de una chica rubia, excesivamente pintada y de anatomía artificialmente curvilínea.
Barbie: Solo soy capaz de llegar al orgasmo con tíos que me dominan
Habla, sin venir muy a cuento, la rubia acompañante, sin dejar de sonreír y con gesto tan artificial y falso como toda ella, en conjunto, parece
Barbie: (Poco a poco, va hablando más lento, y más grave... Hasta que se la acaban las pilas, y, entre los brazos del gordo, se descompone por piezas) ... o sea... lo he pensado... muchas veces... Durante años...
Willy Neón: (un letrero de neón parlante, que se asemeja a un gato sonriente, se dirige a Porky LaMorsa) Cada vez te duran menos tus muñecas, LaMorsa.
Porky La Morsa: Bueno, ese es un pensamiento muy común en tu genero.
Willy Neón: Hacedme caso: una cosa es que no se hable o se niegue de cara a la sociedad, pero todas las mujeres sienten cierta atracción hacia esas situaciones en sus fantasías sexuales.
Licia: (gritando y debatiéndose entre los brazos de Lola Bunny y la Carpintera) ¡No! ¡No!
Su actitud y resistencia provocan la hilaridad de todos los que están en el local, incluidas las dos mujeres que la sujetan.
Carpintera: Hablemos de dolor real (y sin más, tira de Licia hacía la incandescente parrilla... Los pechos de Licia rozan, por un momento, la parrilla, lo suficiente como para provocarla un breve pero insufrible dolor) Piercings (enumeraba la Carpintera)... agujas con los tatuajes... ciertos moretones
Lola Bunny: Claro, a cada mujer le gusta eso de vez en cuando... ¿Me pregunto si es solo por el dolor, o por fantasear con ser forzadas o dominadas?
Entre las dos mantienen inclinada a Licia, cada vez más cerca de la parrilla, pero siguen su discusión.
Carpintera: No se si forzadas, sinceramente... En fin, como sea. El punto es que es... como loco ¿No?
Hay sentada, en una mesa tras la parrilla, justo en frente de Licia, una chica rubia de marcados pómulos y mirada amable... Al hablar se dirige directamente a Licia.
Olora Vagina: ¿Sabes que el dolor libera endorfinas que son como pastillitas del orgasmo? ¿Y que con la liberación de adrenalina pasa lo mismo? Son modos naturales de drogarnos hasta alcanzar el éxtasis. Nuestro propio cuerpo segrega la droga del éxtasis orgásmico... Solo hay que provocar que salga, que la libere...
Lola Bunny: (riñendo a Olara Vagina) Desde luego que fetichistas sois las flores.
Conchita BlueGirl: Yo quiero intentarlo.
Una chica, completamente azul: pelo, piel, y ropas con distintos tonos de este color; acaba de aparecer, en posición fetal y con las manos unidas, como si estuviera rezando o acabara de despertarse de una feliz siesta, sobre la plancha... ¿O ya estaba allí de antes?
Conchita BlueGirl: (rogando a la Carpintera y al resto de asistentes al bar) Comedme a mi la primera.
Carpintera: Paciencia, pequeña ostra (dice la Carpintera, mientras la voltea, con una espátula, para que se haga del otro lado) Todas vosotras tendréis sitio en nuestros estómagos esta noche (y, con una sonrisa torcida adornando su rostro, empuja aún más a Licia)... Sobre todo tú, que pareces la más jugosa.
Una mano por detrás le aparta a Licia el pelo que ya roza las candentes planchas... Poco a poco, se siente más incapaz de moverse o gesticular... Es como si su cuerpo mutara en el de una muñequita, aunque de carne y hueso, en lugar de porcelana o plástico.
Lola Bunny: Es peligroso que la prenda el pelo, podríamos salir ardiendo todos.
Licia: (rompiendo la cuarta pared, dirigiéndose al publico)... ¡Fuego!, eso es... Debo pensar en fuego...
... La deflagración dura un instante, y el bar, y quienes lo moraban, ha desaparecido. Licia, que ya empieza a recordar, esta completamente desnuda, tan solo cubiertas sus intimidades, de miradas no deseadas, por vivas llamaradas...
Cae el telón.
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