lunes, 9 de abril de 2012

Asylum


-Quiero contarte una historia – susurró al oído de la joven reclusa.
-¿Sobre que trata? – preguntó la chica.
-Sobre ogros y conejitas con alas – fue la respuesta.
La chica, Adriana, sonrió con gesto ausente.
-Me gusta.
-Lo sé... Relájate y escucha.
La enfermera sacó una de las agujas que llevaba prendidas al muslo, apretó el embolo para vaciarla de aire y la hundió en la desnuda nalga de Adriana.
-Cuando estará lista – preguntó el encorvado hombrecillo de la bata, mirando con deseo a Adriana.
-Pronto – siseó la enfermera.
De no ser por la camisa de fuerza, y las correas que la inmovilizaban, Adriana estaría completamente desnuda sobre aquella mesa de autopsias...
-Muy pronto – siseo Adriana mientras, efecto de lo que fuera que llevara la inyección, la oscuridad la abrazaba.
Los internos enloquecidos golpeaban, al ritmo, las vidrieras que separaban la sala donde todo esto sucedía de aquella donde ellos se encontraban...
-Nosotros también queremos, nosotros también queremos, nosotros también queremos – cantaban.

Paloma caminaba con la mirada ausente entre la gente, los labios entreabiertos, y las manos hacía delante... Las cámara la seguía mientras interpretaba su papel de iluminada.
-¿Ahora que vas a hacer? – la preguntó el cámara.
-Dame opciones – respondió ella, sin abandonar su papel.
-Puedes arrancarte las ropas, y ofrecerte a los crédulos hambrientos de santidad o...
-Me gusta esa idea – no le dejó acabar ella - ¿Tienes la luz dorada lista?
En instante un inmenso resplandor dorado lo cegó todo, Paloma silueteada sonreía beatifica a todo el que la observaba... Poco a poco se liberó de sus ropas, los videntes permanecían inmóviles, hasta que, como borregos babeantes, comenzaron a mascullar:
-Nosotros también queremos, nosotros también queremos, nosotros también queremos – cantaban mientras se acercaban a Paloma.
-Tomad, yo soy el vehículo de la salvación – le ansiaba ella, mientras un millón de manos aviesas se convertían en su nuevo traje...
...
-¿Eso es todo lo que tenéis? – Paloma frunció graciosamente el gesto, mientras se echaba el cabello azabache sobre el hombro, y miraba lo que habían grabado esa tarde,
-Tenemos lo de aquel pueblo aislado donde se murió todo el ganado y los ricos apgaban por la carne de los hijos de los pobres. Ahí estuviste sensacional.
Paloma se encogió de hombros.
-Esta bien, no perdemos nada.
Una voz en off introducía la historia, mientras en la pantalla se veía un paisaje desolado... Estructuras hechas de huesos de vaca alrededor de las que pululaban delgados jóvenes de ambos sexos...
-Estamos en un mundo donde una extraña epidemia ha acabado con todo el ganado existente, y la ausencia de carne ha llevado a que los que más tienen compren a los hijos de los menos favorecidos para poder consumir su carne.
Entonces cambió la escena, una casa baja prácticamente en ruinas... Paloma, vistiendo un cara conjunto hablaba con los dueños, mientras, tanto estos como Paloma, echaban rápidas miradas a la única joven de la casa.

Tras un rato de asentimientos e intercambio de palabras, pidieron a la joven, y única, hija del matrimonio que se acercara, y Paloma le preguntó.
-¿Qué edad tienes?
-19 – respondió educadamente la muchacha.
-19 años – Paloma meditó la respuesta, y calculo algunos factores -... no es mala edad – les dijo a los padres -, aunque abaratara el precio – y de nuevo dirigiéndose a la chica - ¿cuanto mides y pesas?
La chica lo pensó un rato antes de decir:
-1,63, y peso 57 kilogramos.
-No esta mal, además se te ve sonrosada – y, mirando a los padres -. Podríamos acordar un buen precio – y se centró de nuevo en la muchacha - ¿Cuidas tu alimentación? ¿Has tenido alguna enfermedad?
-Trato de comer sano – y algo avergonzada añadió -, aunque me pierde el chocolate... y no recuerdo ninguna enfermedad grave.
-Mmmmmm - le pellizcó las mejillas que resaltaban en aquel rostro redondo como una luna rosa -, ¿Te gusta el chocolate? – esperó a que la chica asintiera, y contenta le anunció -... Bien, allí donde te llevo comerás mucho chocolate, pues, tienes que engordar.
El Chofer de Paloma condujo a la chica hasta el coche que espera fuera, y la introdujo en el interior. Mientras, dentro de la casa, Paloma pagaba a los padres.
Realizada la transición, se reunió con la chica en la parte de atrás del vehículo.
-Sabes por qué estas aquí ¿No? – le preguntó.
La chica negó con la cabeza.
-Bueno – le informó Paloma -, te he comprado a tus padres. Sabes lo del ganado, lo que le paso, y que ya no hay carne ¿Verdad?
-Sí – asintió la muchacha.
-Bien – sonrió satisfecha Paloma -, nosotros, los ricos, hemos descubierto un modo de poder comer carne ¿Sabes cual? – esperó a que la joven volviera a dar muestras de su falta de información, y prosiguió explicando -... Bueno, la gente pobre necesita dinero, y suele tener una prole numerosa difícil de mantener- Nosotros les quitamos un poco de esa carga y, al mismo tiempo, gratificamos la cría de este nuevo ganado con buenas remuneraciones económicas ¿Entiendes ya?
El redondo rostro de la muchacha se congestiono un poco por el temor.
-Sí – asintió, asustada por su suerte.
Palpándole un muslo, Paloma añadió:
-Si satisfaces mi paladar pagare un extra a tus papas.
Menuda putada le habían hechos sus padres, ella iba directa al matadero y ellos, que no tendrían ya hijos que alimentar se iban a llevar una buena tajada a dividir solo entre dos.
-Conozcámonos mejor – dijo Paloma - ¿Qué estudios tienes?
-Elementales, mis padres no pudieron pagarme la universidad.
-¿Eres más de ciencias o de letras?
-Letras... No, perdón ciencias – la chica estaba tan nerviosa como aterrada, a que venía tanta pregunta si pensaba comérsela.
-¿No te decides? – preguntó, Paloma, pellizcándole un costado.
-Letras... Definitivamente, letras.
-Muy bien – asintió satisfecha -... siempre me han gustado la sopas de letras - añadió palpándole el brazo, para enseguida bajar la mano de regreso al muslo y de ahí entre las piernas de su presa - ¿Tienes o has tenido novio?
-No... Bueno, si – la chica seguía confusa, invadida por el terror a la amenaza que Paloma suponía, y por la rabia hacia esos padres desnaturalizados que la habían cambiado por unos cuantos billetes -... Tuve uno, pero no duro mucho.
-¿Eres virgen? – preguntó. presionando con su mano la entrepierna de la muchacha, masajeándosela en círculos.
Sin voz por aquello, la chica se limitó a asentir.
-Uy, eso tendremos que solucionarlo – Paloma negaba con la cabeza -, por si decido asarte al espetón – aún así, quiso saber algo más de las intimidades de la muchacha - ¿Solo os dabais besitos, sin otros juegos? – y, mientras, con la otra mano jugueteaba entre los labios de pez de la muchacha - ¿Estos también son vírgenes?
La chica se sentía a cada momento más turbada que antes, confusa y paralizada por la extraña situación y las sensaciones que la traían, tardó en contestar con un escueto.
-Solo... Solo besos.
Paloma sacó su móvil y marcó un numero.
-Entonces mandare que preparen un muchacho para tu llegada a la casa.
Los ojos de la chica se tornaron auténticos platos decorados con horror, al tiempo que su sonrosado rostro lunar adquiría el tono del tomate.
-No quiero... No hace falta.
-Pero - y comenzó a desnudarle el torso - yo si que lo quiero... y si creo que hace falta. Además, ahora eres mía – con un pecho en cada palma de su mano, pesándolos y evaluándolos, le miró como quien mira a una niña cabezota que no quiere entrar por el aro -... Recuerda tu situación, corderito – le amenazó -. A partir de ahora se hará lo que yo desee o considere que ha de hacerse contigo, y tu serás obediente y sumisa ¿Ok?... Puedo, hacértelo fácil... o - apretó con fuerza los pechos hundiendo las uñas en la tierna carne -, difíciles. Tú eliges... ¿Seras obediente y me satisfarás en todo?
Aterrada ante lo que pudiera ocurrir de enfadar a aquella mujer (un destino peor que la muerte, decía la frae de un libro que un día ella legó a leer), la chica acabó por asentir.
-Muy bien – concluyo, satisfecha, Paloma.
No hablaron más durante el resto del viaje, y, cuando llegaron a la casa, Paloma se ausentó y a la chica la condujeron a un jardín donde ya esperaba un joven desnudo, de más o menos su edad.
Palomá se unió a ellos poco después, vistiendo tan solo un batín negro de tejido delicado y fino, y llevando un enorme libro bajo el brazo. Le dijo a la muchacha:
-¿Vas a desnudarte o prefieres que te arranquen esos andrajos?
La chica, viendo el gesto severo de la mujer, decidió satisfacerla al instante, y una vez estuvo desnuda Paloma dio varias vueltas a su alrededor, observando a la muchacha con gula.
-Tienes un cuerpo prometedor – le propinó una nalgada -... Me gusta tu culo – y señalándole al chico - ¿Sabes como excitar a un hombre? como veras su cosita esta un poco flácida.
La chica se sonrojó terriblemente y clavó la mirada en sus diminutos y blancos pies. Se había quedado parada, congelada en el sitio, una estatua sonrosada... Paloma la miró impaciente, en cualquier momento parecería que se iba a abalanzar sobre la muchacha, pero, finalmente se calmó y tomó asiento. Abrió el enorme libro que llevaba consigo.
-¿Así que no piensas hacer nada? – dijo, Paloma, relamiéndose, la vista fija en las paginas que pasaba,
-No – susurró, inmóvil la muchacha.
Bueno, al menos mira al chico ¿No te parece guapo y rico el muchacho que elegí para ti?
La chica no pudo evitar echar una rápida ojeada, que hizo que se pusiera aún más roja... Que se sintiera aún más incomoda y nerviosa.
-Sí.
-¿No crees que esta para comérselo? - se relamió, Paloma, pasando sensualmente la lengua por sus anchos y jugoso labios – Dime.
La chica tartamudeaba, pero pudo componer un más o menos audible.
-Sí.
Paloma se detuvo en una pagina.
-Acércate y dime como andan sus nalgas ¿Están gorditas según tu opinión?
Arrastrando los pies, mirando, con temor a poder enfadarla aún más si también a eso se negaba, echo un vistazo lo más cercano que se atrevió y asintió.
-Sí... Lo están.
-Bien - Paloma se puso a leer lo que ponía en la pagina -... Nalgas a la naranja: cortar las nalgas con un cuchillo fino, y lavarlas en agua con sal y perejil, bañarlas con zumo de naranja sobre una fuente y después, adornadas con una naranja partida, metérlas al horno... ¿Qué te parece la receta, crees que sabrán ricas esas nalgas cocinadas de este modo?
A la chica la rugieron las tripas, pese a lo horrendo de lo que aquello suponía... y se sintió extraña, por abrírsela el apetito con aquello.
-Sí.
Paloma indicó al chico que se colocase con las nalgas en pompa y a la chica le entrego una fusta.
-Quiero que le golpees las nalgas para enternecerlas antes de que el cocinero las prepare.
La chica asintió, era mejor satisfacerla.
Tras un rato, tras el cual las nalgas del muchacho acabaron dejando más rojas que la tez de la incomoda muchacha, Paloma indico al chico que se levantase y le dijo a la chica:
-Ahora pálpale las costillas ¿Están bien cubiertas de carne y grasa? – era evidente que aquello divertía a Paloma.
Con manos temblorosas, la chica palmeo los costados del muchacho y con nerviosa rapidez dijo:
-Sí, lo están.
-Bien - Paloma escogió otra página y se puso a leer. Sonriendo por la tortura que sabía que estaba inflingiendo a la inocente muchacha -, costillas con miel: con un hacha de cocina separar las costillas, asegurándose de que no se separe la carne y la osamenta. Disponerlas en una cazuela llena de miel, y dejar al fuego durante unos minutos, para que la miel quede bien impregnada, antes de llevarlas a la barbacoa para darles el punto final ¿Qué te pareció esta receta?
Esta vez el rugido de sus tripas fue evidente, y la Paloma estuvo a punto de estallar en carcajadas de regocijo.
-Mejor... Mejor que la anterior.
-Mmmmmm... a mi también me abrió el apetito – dijo mirándolos a ambos -... Ahora veamos sus genitales, me apetecen de postre ¿Cómo los ves tu? – Paloma cerró el libro de cocina, se levantó y se puso al lado de la muchacha – Dime: ¿su polla tiene buen tamaño? ¿Te hace la boca agua?
La chica trago saliva y asintió afirmativamente.
Pero, Paloma quería divertirse aún más con la asustada muchachita.
- Ahora, arrodíllate delante de él y tómala con tu mano ¿Se siente pesada y jugosa ¿Se ve buena carne? Dime: ¿Cómo la ves?
-Pesada – dijo la chica.
-Ahora quiero que te metas su glande (la punta, lo que tiene forma de nuez rosada) en la boca, y me digas a que sabe y si su carne se siente tierna al diente – Paloma la observó con una sonrisa de diversión mientras la temblorosa e insegura muchacha la obedecía - ¿Y bien? ¿Te gusta como sabe?
La chica que apenas había acariciado el glande asintió completamente sonrojada.
-¿Y de ternura? ¿Lo sientes bien blando y jugoso al diente? – insistió, disfrutándolo, Paloma.
La chica asintió tragando saliva, incomoda, nerviosa, cada vez más turbada por lo que la estaban obligando a hacer.
-Bien, ya termino yo de darle un buen tamaño y de envinarlo – se refería a inyectarle grandes cantidades de vino, a fin de, mantenerle duro e hinchado, incluso ya una vez lo cortaran para prepararlo como si de una salchicha se tratara -... mientras mis criadas te acompañaran a tu habitación, ahí te espera una buena tarta de chocolate y otros alimentos hipercaloricos solo para ti. Mañana pasare a revisarte.
Una vez a solas con el muchacho en aquel jardín, Paloma no tuvo problemas en arrodillarse ella también frente al joven.
-No sabes cuanto lo siento, querido, de veras que quería que os divirtierais... Teniendo en cuenta lo poco que a ti te queda en este mundo – con tres rápidas y firmes lametadas fustigó el glande, y se divirtió viendo como el pene completo botaba suavemente un par de veces más -... Aunque voy a recompensarte por ello – los labios de Paloma eran suaves y carnosos, ensanchados y respingones por la forma de la boca, pocos hombres podían negarse a alajor su masculinidad entre ellos, y ella disfrutaba con ello -... Bueno, así esta mucho, realmente una presentación de plato excelente – dijo acunando sobre la palma de su mano el pene erecto y congestionado hasta limites que ella consideraba apetitosos.
Cuando la primera inyección de vino se clavó en la base del glande, el chico grito por primera vez en toda la tarde... Paloma hizo que gritara aun más hundiendo los dientes en el hinchado y sonrosado pedazo de carne.
-Mmmmm... Delicioso, pero aún le falta un poco más para excelente – y hundió la siguiente aguja llena de vino en la zona del frenillo.
La chica, que lo escuchó todo desde la habitación, escondió la cabeza bajo la almohada para enmudecer los alaridos del muchacho... Intensificados por cada inyección y mordisco, de cata, que le era propinado.
Al día siguiente, Paloma se presentó en la habitación de la chica.
-Desúdate para que te vea – la ordenó.
La muchacha, aún mas aterrada que el día anterior, obedeció sin rechistar.
Paloma le indicó que se sentara en la cama, y luego ella se sentó a su lado, mirándola de lado, sonriente y satisfecha. Le dijo.
-Se te ve muy linda y apetitosa hoy, pero veamos como andas de carnes. Veamos tus brazos – a primera vista parecían puros palillos, y una vez los hubo tomado y palpado, Paloma constató que la vista no la engañaba - ¡Uy, pero que flacuchos están!
Temerosa de lo que pudiera ocurrir por su falta de masa corporal en sus extremidades superiores, la chica tartamudeó un:
-Lo sé.
...
Paloma se dejó caer sobre el sillón, y soltó una pedorreta que hizo temblar sus jugosos labios.
-Dejadlo, no se ni siquiera si podríamos emitir eso en algún canal, chicos . dijo.
-La película ya esta grabada, Paloma – anunció su técnico.
Ella se encogió de hombros.
-Bueno, dejémosla entonces en reserva.
-Lo que tu digas jefa – respondió el técnico no muy convencido.
La noche anterior un ruido había despertado a Paloma en plena noche...
... Completamente desnuda bajó las escaleras, y temiendo a la misma duda se asomó a una rendija de la puerta entreabierta...
... Lo que vieron sus ojos la dejo helada.
-Esta bien – dijo Paloma, la barbilla apoyada en los nudillos, pasando varias grabaciones a cámara super rápida -... ¿Qué tal si volvemos a la yo alucinada?
El técnico y el cámara la miraron un rato, antes de obedecer la orden.
Frunciendo los hermosos labios, entrecerrando sus exóticos ojos, dejando caer los párpados, Paloma se puso a ver lo grabado.
...
Con beatifica sonrisa complacida, vestida de miles de miembros hambrientos por tocarla, el cuerpo a Paloma ya no al pertenecía... Se dejo arrastrar por los fieles en medio de aquella sedienta luminosidad dorada.
...
-¿Y eso es todo? – preguntó Paloma cuando la grabación terminó.
Sus dos empleados tuvieron que asentir.
-Y yo dejándome los cuernos, por no decir el cuerpo, para solo diez minutos de beatifico despelote.
...
Paloma, bella exótica, deliciosa y voraz... Mariposa multicolor, como no iba Lucas a quedar prendado de ella.
Aunque ella siempre le encontró meramente gracioso, y tanto a uno como a otro se nos escapó ente los dedos cada vez que pensábamos que la teníamos cerca. Nunca fue una de nosotros, pero siempre se movió por las merindades de lo que Lucas había convertido en su movimiento.

Adriana estaba completamente inconsciente, su voluptuosa desnudez inerte sobre la fría mesa de autopsias... Los dos ogros trepanados e idiotas, que trajera arrastrándolos con correas la enfermera enmascarada, descargaban su esperma de forma maquinal sobre el cuerpo inerte de la joven... Especialmente por los turgentes pechos.
-Pronto estará preparada para la siguiente fase – anunció el encorvado doctor, echándose mano a la entrepierna, a sus tres enfermeras.

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