martes, 10 de abril de 2012

Los Comediantes 4


Ángela, tan hermosa y curvilínea, venus de piel oscura de rasgos que llaman al morbo más depravado, abandonaba otra fiesta más de aquella a las que, como miembro del casi extinto, ella y Karen aún quedaban vivas. Pero, aún poderoso e influyente Clan Morrigan, se veía obligada a acudir.
Alguien había colado una foto en su bolso. Cuando ya nadie la veía, la saco para observarla: Eran Hansel y Gretel junto a la bruja, quien los abrazaba desde atrás, mientras, los tres miraban a la cámara. Seguramente, en esos momentos, los pobres desconocían que aquel era su último banquete, y que, al día siguiente, serían ellos los que ocupan el lugar, sustituyéndolos como la bruja llevaba tiempo esperando (tato tiempo de cebarlos y hacer hambre para poder comérselos a ellos), de todos aquellos manjares sobre la superficie de la mesa... como los ricos lechones, sabrosos y tiernos, en los que la bruja los había ido convirtiendo...

La señorita Muffet
Sentada en un taburete,
Comia su cuajada y suero de leche;
A lo largo de ella vino araña,
Quién se sentó a su lado
Y asustada la señorita Muffet corrió a distancia

-Esto se llama aracnofobia – dijo, Apple, cerrando el libro que tenía sobre sus piernas -, a un asesino puede serle muy útil esa información sobre su victima.
Ángela guardó silencio... Hasta que lo rompió, y con sincera sorpresa preguntó:
-¿Quién eres?
Apple no respondió, solo la entregó un paquete.
-La foto es de Hansel y Gretel cuando llegaron a la casa – dijo la visitante, hablando de la foto que venía con un traje de campesina alemana, un disfraz de Gretel -, ella ya estaba para comérsela, entonces, pero, como veras, a él aún le quedaba bastante para convertirse en un rollizo y seboso joven lechón en el que la bruja lo convertiría antes de comérselos... A esa bruja le encantaba hacer fotos, como veras.
-¿Y el traje? – pregunto curiosa Ángela.
-Para el día en que yo venga a buscarte, ese día quiero que lleves ese traje puesto para mí – y sin más, Apple, se levantó y abandonó el lugar.
Ángela tardo en recuperar la sonrisa tras la marcha de aquella inquietante visitante...
... ¿Porqué debía ir disfrazada de Gretel cuando ella regresara a visitarla? Aquello era surrealista... Pero ¿acaso no lo era que llevara semanas hablando con alguien que decía ser la bruja de la casita de Chocolate?
Aquella noche tendría otra fiesta, para la que ya tenía preparado un ajustadísimo vestido rosa... Repartiría sonrisas y robaría miradas, quizá Paloma volviera a reaparecérsela y podría preguntarla si era real o es que ella se estaba volviendo loca... Un momento ¿Preguntarse aquello, no era de ya, de por si, que estaba loca de atar?
Ángela rió y se fue a poner el vestido...

Ángela acabó olvidando la visita, y un día vio el disfraz de Gretel en su armario y decidió que la iría bien para una fiesta a la que debía ir... Estaba caminando por el pasillo, cuando Apple apareció frente a ella.
-Ha llegado el día... Hace mucho que mi creadora y tu no os encontráis ¿Verdad? – habló la pálida muchacha -... Ella te esta esperando al otro lado.
... Y, sin más, el acero cortó el aire, sin que la sensual Ángela pudiera tener oportunidad siquiera de gritar...

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