jueves, 19 de abril de 2012

No somos ni Romeo ni Julieta (5)


Capitulo cinco: We can be Bouffons, forever and ever.

Beatricce cepillaba su largo cabello dorado, tan largo que, cuando lo soltaba, cubría el suelo a sus pies, mientras miraba por la ventana el partido de polo que su prometido jugaba en los jardines.
Si al menos demostrara el mismo ímpetu en la cama, suspiró la beldad rubia.
Beatricce se miró en el espejo ovalado que tenía sobre el tocador: ¿Acaso no tenia un cuerpo perfecto? ¿Sus piernas no eran lo suficientemente largas y torneados sus muslos? ¿No tenia un vientre plano y liso, y unos pechos redondos firmes, y bien puestos? ¿acaso su rostro no era hermoso? ¿No tenia una boca carnosa y sensual? ¿Su nariz no era respingona y graciosa? ¿Sus ojos no eran bonitos, tan grandes y claros, con aquellas pestañas larguísimas? ¿Acaso el que solo fuera vestida con sus largos cabellos no haría que cualquier hombre se la echara encima? Pues, lo que era “su hombre”, no.

Sentados frente a frente sobre bancos de piedra, Lucas DuLac miraba a Jacqueline LaFey y ella le devolvía la mirada.
-¿Qué nos ha pasado, Lucas? – pregunto ella - ¿Podemos aún reconocernos el uno al otro?
-Yo siempre podré reconocerte a ti, Jackie – contestó él - a la chica insegura que se esconde bajo varia máscaras, y a través de ella seduce y calienta, manipula y alienta, a otros hombres a desearla... Por qué cuando los oye gemir, o alabarla, mientras ella esta en acción, ella se da cuenta de lo preciosa que es de verdad, aunque sea viéndose realmente a través de los ojos de todos aquellos hombres y mujeres perdidos. Cuando nos conocimos tu trataste de seducirme igual que a ellos, pero yo pude ver a esa niña insegura, con poca relación familiar, y ansiosa de atención y cariño... Pero nunca podría juzgarte, yo he actuado igual o peor, y es por eso que entiendo la adrenalina y las demás sensaciones que exponerte de esa forma provocan en tu cuerpo, de golpe eres el centro de atención, el objeto de su deseo y a quien dedican sus secreciones... sí, es adictivo, pero también es autodestructivo – hizo una pausa - ¿En que crees que nos convierte eso?
Jacqueline hizo una pausa, y al rato sonrió.
-En bufones – dijo chasqueando los dedos.
Lucas no pudo evitar romper a reír.
-Cierto – se secó una lagrima – muy cierto, ma cherìe.
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