miércoles, 28 de diciembre de 2011
Todo esta permitido, nada es verdad (Deus Ex Machina)
(Continua de Deprisa, deprisa, la hora esta cerca)
Ahora...
Fue como una explosión que pilló a Redrum y a su odiosa mascota por sorpresa...
-Hola – saludó una chica, con una sonrisa incomoda, que no era la que había visto por la pantalla... ¿Dónde se había metido la otra chica?
Aunque el culpable de que Redrum se hubiera quedado helado en el sitio era el joven de cabello pajizo a media melena y sonrisa picaresca que había aparecido de golpe junto a la chica. Aunque el atuendo podía engañar: zapatillas y cinturón con el típico ajedrezado Ska, vaqueros muy ajustados (casi como mallas) que hacía años que no se veían, y una sudadera negra con capucha cuya cremallera abierta dejaba al aire una camiseta blanca de cuello de pico.
La chica que le acompañaba era rubia, de ojos enormes y claros, y un cuerpo que era toda una mejora, en cuanto a curvas, en comparación con la otra chica... además las botas blancas de caña alta, la minifalda de estilo Burberry y la camiseta de tirantes blanca la hacían mucho más apetecible, en comparación con el estilo post grunge de la otra.
-¿Quién coño eres tú? – se dirigió a la chica, intentando no mirar a su acompañante para no perder la calma - ¿Y donde esta la chica que acabo de ver?
-Para ti soy The Clock, y creo que tienes a unos amigos míos retenidos... En cuanto a la otra chica, la que llamó a la puerta, no es de tu incumbencia saber donde esta.
Redrum hubiera saltado sobre ella en cualquier otro momento, y no solo por su insolencia, pero el otro tipo le hacía mantenerse quieto... ¿Qué hacía él ahí?
-Haz lo que te pide, la señorita – al fin habló el acompañante de la chica, era un voz juvenil, casi jovial, pero hizo temblar a Redrum.
El malvado intentó alcanzar la puerta para cerrarla en las narices de aquellos intrusos, sabía que serviría de bien poco, pero, si les sorprendía, quizá...
-No siquiera lo pienses – en el rostro de la chica se dibujo una sonrisa de esas que solo pone la gente cuando sabe que ha ganado sin remedio.
Los puños de Redrum se cerraron con rabia, clavándose las uñas en las palmas de las manos... Su mascota, al verse libre de las manos de su amo, saltó sobre los intrusos... No llegó muy lejos, una ráfaga lo hizo añicos antes siquiera de que se acercara a la chica. Redrum se limitó a bajar la cabeza, y no lloró la perdida de su fiel amigo... eso sí, expuso sus deseos en voz bastante audible y llena de rabia.
-Abusas de tu posición, Hermes.
-Tu abusas todo el rato de la tuya, falsario – le respondió el referido, mientras se recolocaba el cabello.
Hace tres años...
Andrea vio acercarse a aquel joven, que cargaba con una chica inconsciente... él tampoco tenía mejor pinta que la chica con la que cargaba...
-Me llamó, Luke – dijo el chico en cuanto Andrea llegó a su altura -... Ella es Debbie, se ha dado un buen golpe... No se si necesitara un medico.
-¿De donde venís? – preguntó, Andrea, queriendo saber donde había sido el accidente... Ambos estaban sucios e incluso, al menos uno de ellos, estaba sangrando.
La única respuesta que obtuvo de Luke fue una mirada en dirección de los roquedales que había a unos 5 kilómetros, pero que desde aquella parcela, que se encontraba sobre un alto montículo, aún se podían ver.
Andrea quiso preguntarle como había podido llegar desde allí...
... Más tarde, tras reponer fuerzas y asearse, él se lo explicaría.
Ahora...
Redrum se había rendido. Fuera quien fuera ese tal Hermes, aquel depravado se había retirado y les había liberado a Luke y a ella...
Ahora, en casa de Andrea, tras asearse y cambiarse de ropa (casi como hacia tres años atrás, solo que entonces ella era la herida), Debbie tan solo se preguntaba... ¿Por qué?...
¿Por qué había dos Luke?
¿Por qué aquel depravado, que había parecido, hasta el último momento tan temible, había rendido armas tan fácilmente en cuanto llegó Andrea con aquel chico?
¿Por qué ahora mirar a Luke la llenaba de temor?
Decidió echarse un rato... Quizá descansando se evaporaran todas aquellas inquietudes...
Congelado, con cara de pasmo o de idiota, sujetando en una mano su maza y en la otra, elevada hacía el techo, absolutamente nada... Luke parecía una estatua, una victima de Gorgona sorprendida en medio de la propia sorpresa...
El traje seguía siendo negro, y la corbata amarilla, pero la camisa era verde... Un verde que Luke nunca llevaría ¿Qué clase de broma era aquella?
Debbie pasó varias veces su mano frente al rostro idiotizado de su amigo... No hubo reacción.
-¿Qué clase de broma estúpida tratas de gastarme? – le recriminó molesta, dejando las lagrimas de rabia escapar de sus ojos y navegar por sus dulces mejillas. Finalmente le dio un puñetazo en el brazo y lo dejó allí – Esta bien, idiota, ahí te quedas...
Una sacudida, y después otra... Debbi cayó a gatas, y se descubrió vestida con un ajustadísimo traje blanco de conejita playboy ¿Acaso navegaba por la mente de un fetichista? Abrió bien los ojos, antes de que aquello, fuera lo que fuera, terminara por enloquecer en demasía.
Luego todo se volvió blanco... Sin alto ni bajo, ni ancho ni profundo, solo blancura sin esquinas ni recovecos...
-¿Qué demonios pasa aquí? – aquello empezaba a irritarla.
Si era un sueño, desde luego no era sus sueño...
... Entonces comenzó el zumbido, nada concreto más bien era como una sensación que, aunque pareciera increíble, en ocasiones parecía surgir más de su interior que, como creyó al principio, ser recibido desde el exterior... Aquel exterior vacío.
Tardó en darse cuenta, pero de repente ella también había perdido el color, y su cuerpo tan solo eran líneas dibujadas... algo la dijo que si no se daba prisa, ella también sería borrada por aquella blancura...
-¡Ey! ¡Tú! – una voz surgió de la blancura.
-¿Yo? – preguntó Debbie.
-Sí tú, conejita... atenta.
Y de golpe y porrazo, surgió un monstruoso boli de la nada y dibujo una cuerda frente a ella... Un cuerda que se iba haciendo más delgada conforme se alejaba...
-Es por la perspectiva del dibujo – le leyó la mente el dueño de aquella voz.
-No entiendo que es esto – Debbi estaba realmente confundida.
-No hay tiempo, no hay tiempo... Adelante, camina por la cuerda hasta el final, y podrás salir de aquí antes de que el olvido te alcance.
Debbi meneó la cabeza mientras convencía a su cuerpo para ponerse en pie y caminar por aquella ¿cuerda?
-¿El olvido? – no pudo resistirse a preguntar.
-La inspiración no es eterna, y los autores no siempre son capaces de mantenerse interesados en sus obras mucho tiempo... sus mentes son caprichosas. Ahora corre y no mires atrás.
Debbi hizo lo que la pedían... Caminando por la cuerda, en un equilibrio que quizá no fuera necesario, o quizá sí...No podía estar segura de lo que podía ocurrir si se salía del dibujo...
... Caminó por la cuerda durante... No sabría cuantificarlo... quizá fueron minutos, pero también pudieron ser horas o incluso un día entero. Y cuando creyó que no iba a poder llegar a salvo...
Debbi se incorporó en el sillón donde se había tumbado, el corazón galopaba en su pecho y un grito apenas pudo ser sofocado... Había sido todo tan real, pero, fue un sueño ¿No?
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