domingo, 25 de diciembre de 2011
A Traición
-Julian era un guerrero – Luke fué el primero que quiso hablar sobre su amigo en aquella reunión que se había convocado en honor del difunto -... y como tal nos ha abandonado para emprender el nuevo camino.
Julian Campbell había adoptado el nombre código de Dreadlock porque así era su peinado cuando empezó a ir de héroe, y rescatador de damas en peligro, por el mundo... Guapo, alto, musculoso, era el príncipe azul de todos los cuentos...
... Hacia un mes que se había acabado por cansar de aquellas trenzas, su marca de fabrica característica, y ahora estaba muerto... ¿Coincidencia?
Cuando todos salieron de la casa para tomar un pequeño refrigerio y seguir contando viejas batallitas con Julian como protagonista, Luke no pudo evitar fijarse en la melancolía que aclaraba los bellos ojos de Andrea.
-¿Si quieres te acompaño a casa? – se ofreció él.
-No, no hace falta, voy con vosotros – respondió ella.
-¿Estas segura?
Ella se limito a sonreír, pero el gesto no la alcanzó la mirada.
Aún así, Luke, no quiso insistir, cuando Andrea se hacía la reservada nada ni nadie atravesaba las murallas levantadas...
... Pero entonces cayó la bomba.
-Julian acababa de irse de casa cuando Saint Simón me visitó – susurró Andrea – él y yo...
¿Acaso hacían falta palabras? Nadie del grupo lo sabía, pero, no hacía falta más que mirarla en ese momento, haber escuchado aquellas palabras entrecortadas, para adivinar porque Andrea estaba más afectada que ninguno... incluso que el propio Luke, quien se culpaba así mismo por no haber podido hacer más... incluso de poder haber sido el culpable de la muerte de sus amigos.
No, no se dijo nada más... Luke se acercó a ella, y ambos se abrazaron...
... y entonces escucharon el grito, un grito proferido por una voz muy conocida... y la posibilidad de perder a otro amigo en tan poco tiempo les encogió el corazón a ambos... profiriendo el nombre al unísono, nada más escuchar el alarido...
-¡Wendy!
Wendy estaba sentada sobre el asfalto, la blusa burdéos que llevaba bajo la chaqueta estaba completamente desgarrada, mostrando la camiseta de interior roja con encajes y, prácticamente, dejando poco a la imaginación la forma o apariencia de sus pechos. El gesto de Wendy mostraba confusión y miedo a partes iguales... Ni siquiera había podido atisbar a su agresor, pero, eso sí, sabía que era rápido, más grande que ella, y por supuesto mostraba una salvajismo irracional que le hacía parecer tan fuerte como un animal asilvestrado.
-¿Gatito? ¿Dónde estas gatito? – se sorprendió así misma, hablando para evitar aullar de terror o angustia... Aquel que la había atacado aún debía estar cerca y ella ni siquiera se atrevía a moverse por ese mismo motivo. No quería provocarle -... ¿Gatito bueno? No vas a volver a intentar hacerme daño ¿Verdad?
La explosión de una risa seca y, aunque parezca imposible, al mismo tiempo se diría que desquiciada, la hizo clavar las uñas en el asfalto hasta que las sintió astillarse para luego, sin remedio, romperse... El rojo de su sangre se unió, en el paisaje tensamente macabro, al del resto de sus hermanos cromáticos ya presentes...
... Alerta como una gata en guardia, esperando el siguiente...
-¡Wendy!
Andrea y Luke llegaron corriendo en ese momento.
-No os mováis, aun puede estar aquí – les dijo Wendy
Pero su amiga ni siquiera la escuchó, Andrea cayó de rodillas a su lado y la abrazó con fuerza... Con miedo por pensar en que podía haberla perdido, aliviada porque no había sido así.
Luke se quedo a una distancia prudencial, por respeto... mirando en todas direcciones, porque una sensación le estrangulaba el alma...
-Dios, tus manos – dijo Andrea, sosteniéndoselas, observando las laceraciones producidas por la mezcla de tensión, angustia y asfalto -... tiene que verte un medico enseguida.
-O una esteticista experta en manicura – bromeó Wendy, por como miraba a Andrea, Luke, supo que ella si sabía desde hacía tiempo lo que había existido entre Julian y su mejor amiga.
Luke inspiró y expiró fuertemente, esperando que la sensación de opresión y ahogó se esfumara...
Vino de golpe, como un fuerte golpe de brisa, pero, sin mover o zarandear nada, solo como si algo golpeara su interior... La maza apareció en su mano antes si quiera de que lo pensara, y Luke cerro el puño alrededor del mango hasta que por sus nudillos dejó de correr la sangre...
... Esta vez el pulso si que se dejó sentir en el plano físico, haciendo bailar la corbata amarilla, sacándole la camisa blanca y descolocándole la chaqueta de riguroso luto... pero no consiguió derribarle.
-Andrea, saca a Wendy de aquí enseguida – les gritó Luke.
-Lucky, no te hagas el héroe gilipollas – le pinchó Wendy, mientras Andrea tiraba de ella para ayudarla a levantarse.
Andrea se limitó a mirar por encima de su hombro, lo que fuera que los estaba golpeando se centraba más intensamente en Luke, quien por su posición parecía estar luchando por mantenerse en pie frente a un huracán.
-Ponla un bozal y sácala de aquí, Andy – no había ingenio intencionado en aquella petición, Luke no bromeaba ni trataba de enmascarar su preocupación... Luke las quería lejos de allí y lo antes posible.
Para Andrea aquello era suficiente para llevarse, prácticamente arrastras, a Wendy lejos de todo aquello, a cualquier lugar donde lo que fuera que les atacaba no pudiera alcanzarlas... aunque fuera al quinto infierno.
En cuanto Luke estuvo seguro de que sus amigas ya estaban lejos, se dirigió a su atacante invisible.
-Muy bien, ya estamos solos... Tu y yo.
-Por qué no dices que estas solamente tú – le contestó la silueta de un cuerpo en proceso de materialización –... o Yo.
(Continuará)
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