lunes, 2 de enero de 2012

Carne de Recuerdos


El movimiento fue como la caricia de la brisa entre las cortinas cuando olvidas cerrar la ventana.
-Hola
-Hola, tú... ¿Que haces? – preguntó ella, oculta entre las cortinas.
El la mostró el hinchado miembro que empuñaba en su zurda.
-Trato de escribir con mi esperma... ¿Vos?
-Busco mis recuerdos, anoche me bañe con ellos y esta mañana se me borraron.
-¿Se te borraron? – preguntó, él alarmado - ¿Se te borraron todos tus recuerdos? ¿Incluso lo que me incluían?
-Se me borró hasta el recuerdo de haber existido, pero tú... Tú no te me borraste.
-No puede ser, no puede ser – repitió una y otra vez, como un mantra, mientras, desnudo, corría hacía las cortinas para apartarlas y verla... arrancarla la verdad.
Lo que vieron sus ojos durante un solo instante era algo tan increíblemente grotesco que la cordura se le borro para siempre... pasado ese instante, tras la cortina solo quedaba la ventana abierta...
... Los recuerdos también engendran carne, y, cuando el olvido o la locura la devora, borramos para siempre una existencia...

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