jueves, 19 de enero de 2012

La Espejo Casa encantada (Capitulo 5)


Finales de los años 70 del S. XX.
La noticia apareció en los noticiarios de toda Norteamérica...
-Se sigue buscando a las dos estudiantes universitarias desaparecidas hace unos días durante unas jornadas universitarias en un parque nacional.
Lo siguiente era una descripción de las dos muchachas, mezclada con contenido de las encuestas que habían rellenado para un concurso de búsqueda de parejas que, junto a otras actividades, organizaba el departamento de literatura (“Romeo y Julieta” era una iniciativa del profesor Vincent Costello, quien había puesto incluso de su bolsillo para que el proyecto monográfico saliera adelante)...
La primera de las muchachas respondía al nombre de Clea Clearemont, una belleza mestiza de 24 años muy popular entre el sector masculino y habitual en las fiestas de las hermandades.
-Creo que tenía 16 años cuando me enamoré, de verdad, por primera vez – confesaba Clea en el video text para el concurso -, por esa época también me marche de casa y comencé a trabajar aunque sin abandonar los estudios – luego, pasaba a describir su idea de una pareja ideal -. Me gustan los tíos con una personalidad fuerte, supervivientes natos... Me encantaría encontrar a mi otra mitad pronto – y cuando la preguntaron por su cita ideal, respondió -. Salir a cenar, es un buen comienzo.
La otra muchacha desaparecida respondía al nombre de Taylor Summers de 21 años, esta, sin dejar de ser una chica atractiva y dulce, era todo lo contrario a Clea, no era una chica popular y se podría decir que mientras una estaba todas las noches de fiesta la otra las pasaba encerradas en su habitación o en la biblioteca estudiando. Taylor era una chica menuda, un metro cincuenta y cinco, y delgadita, de rasgos aniñados y gesto dulce. Lo único que compartía con Clea es que ambas era morenas de cabello. Además Taylor era fumadora habitual.
-Soy una chica normal, divertida... Me gusta el deporte, y pasármelo bien... aunque sin descuidar mis responsabilidades – en cuanto a su chico ideal -. Busco a alguien que merezca la pena como persona, aunque, por pedir... que sea guapo, atlético... deportista, y de mi edad... Que tenga las cosas muy claras, no quiero inmaduros... Ah, y que sea cariñoso, amable... y fiel, sobre todo fiel – y sobre como seria su cita ideal, respondió -... Una cena romántica en un restaurante bonito y elegante.
Pasaron los días, y nadie nunca jamás supo de ellas...
Ni siquiera se les ocurrió preguntarle al respetable profesor que había organizado aquella salida campestre: Vincent Costello.
Eso sí, todo el mundo recuerda lo rica que estaba la carne de la barbacoa con la que se cerró aquella jornada campestre.
Carne, que, de nuevo, facilitó el mencionado profesor... Pero nadie recuerdaba como la trajo hasta allí.

En la actualidad...
Ella tiembla sobre la mesa donde esta atada mientras observa por el rabillo de ojo como aquel payaso diabólico trabaja con el cuerpo de su compañero... Nunca debieron ir a esa casa, nunca debieron hacer muchas cosas... y ahora iban a morir por ello...
... Y lo peor, lo más tortuoso es la risa estridente y escalofriante de aquel tipo mientras abre en canal a su amigo, juguetea con sus vísceras, y... Ella aparta la mirada, esperando conservar algo de cordura...
... Aunque quizá perder el juicio la sería en ese momento de más ayuda... Aquel engendro ha prometido ser aún más creativo con ella, darla el trato especial que merece...
A su alrededor, sobre vitrinas y atriles, cofres, en forma de románticos corazones, contienen las vísceras de las victimas de La Catalana y Vicent Costelo...
... Nunca debieron haber entrado en esa casa...

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