martes, 31 de enero de 2012
Las Guardianas de la Puerta de Sangre: Gemma
Mi nombre es Gemma, y soy la menor, quizá sea más correcto decir la más joven, de las Guardianas de la Puerta de Sangre... Nos llamamos entre nosotras hermanas, y os contare un secreto... ¿Me estáis prestando atención, corderitos?... Bien, no lo somos realmente, lo nuestro es algo así como una hermandad. Se que las leyendas nos muestran como viejas deformes, verrugosas y ¿feas? Más bien asquerosas... Miradme: ¿pensáis que soy deforme, verrugosa o asquerosa? ¿No es cierto que meterías vuestros ricos troncos en mi sin dudarlo, aún sabiendo que los ibais a perder enseguida?... Lo sabía.
Aclarado que somos mujeres de aspecto hermosa y eternamente joven, pasemos a otros negocios... ¿Qué es lo que más me gusta? Vosotros, tanto ellas como ellos, me gustáis asados, guisados, hervidos, en salsa, rellenos, me gustáis de todas las formas... hasta entre mis sabanas.
¿Qué era antes de ser Guardiana? Sinceramente llevó siéndolo desde que era una niña y mate a dos parejas de niños de mi edad en casa de mi abuela... A esos no me los comí, no sabía que se podía hacer eso, era una niña muy tonta: con lo mal que se comía en el norte de España a principios del siglo XX y yo perdiéndome el sabor del animal que más sobraba en aquella época... la cría de cerdo católico romano, pobre y español...
Los gritos de auxilio y golpes de una mujer que provienen de los aposentos de Pandora indican que nuestra mayor se esta guardando un aperitivo para ella sola... Bueno, no seré yo quien la denuncie. Además, tenemos una nueva invitada, cortesía de mi querido Bufón... Aún muy flaca pero tenemos tiempo para su preparación, mi protegido no quiere usar la Puerta en un futuro inmediato, son otras motivaciones las que le instan a enviar este tributo. Bufón es algo así como nuestro consentido y nuestra mascota, se que las demás harán la vista gorda sin problemas.
Alicia, el tributo, es una muchachita bastante mona, tiene 21 años y esta, quizá, demasiado delgada para un asado (no hay nada que nos guste más que un buen asado al horno o a la barbacoa), pero sus pechos, redondos y abundantes, y esas mejillas llenitas, indican que no será costosa de cebar en un ciclo lunar... Lo cierto es que me van a reñir, la muchacha tiene toda la zona del pecho y las axilas llena de chupetones, porque, no pude resistirme a saborearla mientras la conducía hasta la casa... Si la vierais, tan dulce (aunque solo sea exteriormente, en realidad nos encontramos ante la típica santita hipócrita harta de manipular a los demás, y cosas peores, con tal de salirse con la suya) y apetitosa, ¿acaso tendrías las manos quietas teniendo tamaño cuerpo, maniatado, a vuestra merced?
Una vez en la casa la despojo de su camiseta de tirantes rosa y sus pantalones, y paso a inspeccionarla mejor: es bueno saber cosas como el peso, la altura, salud, etc. para poder preparar, llegado el momento, al tributo como mejor vaya a quedar.
-Un metro sesenta y cinco centímetros de altura, 45 kg de peso... Esto hay que subirlo, corderito, podría tocar el xilófono en tus costillas – la dije, aprovechando para amasar aquellos pechos tan apetitosos -... Por lo demás pareces lo bastante sana para no intoxicarnos a nosotras o morirte tú antes de tiempo.
-Por favor, no...
-No siguas por ahí, cielito – dije, acariciándola con mi cuchillo -... me pongo a cien al escuchar suplicas, y no respondo, así que, como no quiero que me den un reprimenda por no compartirte, mejor – y la incrusto una naranja en la boca - te mantendremos calladita.
La dejo atada en la sala de inspecciones, y voy a por el carro para trasladarla a la cocina...
-¡Vaya! – digo al encontrar a una deliciosa pelirroja dormida sobre una bandeja con un lecho de lechuga, fresas, y manzana como colchón -, unos días tanto y otros tan poco – me acerco y la palpo -... No se que les pasa a las chicas de hoy en día, todas están en los huesos. A este paso tendrá que ser un tributo doble para quien quiera usar la puerta, o no nos saldrán las cuentas.
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El Bufón: El dulce sabor de la venganza
Ella le había invitado a pasar, él al principio dudo porque apenas se conocían y, porque, su mente le decía una cosa y su polla otra... Con una tía que acabas de conocer mejor no escuchar a la polla.
No lo vio venir... Certera y a traición, aquella bruja pasó por delante de su cuerpo postrado y gimoteante, y luego prendió fuego a la casa. Debía haberse fijado que no era tampoco su casa.
Un fantasma destrozado, Edmundo Dantes clamando venganza tras una máscara de la Comedia del Arte... ¿De que sirve saber quienes son tus enemigos si no puedes mover un dedo contra ellos, porque tanto el poder como sus sicarios de la ley los protegen? Sirve, cuando te conviertes en algo peor que tus enemigos.
A veces hay que meter la verga en la boca asquerosa del mal para poder saborear la venganza tal y como la deseas.
Aquella Milady de Winter iba a recibir todo el mal que había hecho multiplicado por cien... Y Bufón conocía la mejor forma para ello.
-Gemma, mi brujita, creo que tengo un regalito que a ti y a tus amiguitas os va a encantar – llamó por teléfono a la mujer que años atrás lo rebautizara y tratara de comérselo después -, quedamos en tu casa, allí te la traeré. Luego, puedes llevártela a la casa común que tenéis y hacer con ella lo que queráis... eso sí, quiero que sufra.
Luego, se puso su abrigo escarlata, y se encaminó a la calle... Sabía donde y como localizar a la presa. En una hora estaría en casa de Gemma con ella.
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domingo, 29 de enero de 2012
Las Guardianas de la Puerta de Sangre: Pandora
Mi nombre es Pandora, también me llaman la señora de los cuervos, y soy una de las Guardianas de la Puerta de Sangre. La más alta e inteligente de mis hermanas, pero no por ello la menos voraz.
Debe ser por mi extremada palidez que mi plato favorito siempre fueron las muchachas y muchachos morenos de piel... cuanto más gorditos y jugosos mejor. Pero ni yo ni mis hermanas podemos gozar de la carne humana por puro interés, ha de llegarnos en forma de sacrificio, de trueque: quien la Puerta quiere cruzar, antes con carne su paso debe canjear.
Cierto que mi hermana Gemma se saltó aquel juramento al tratar de comerse a aquel muchacho: Bufón; pero, quien hizo la ley hizo la trampa... ¿No?
Y prometo que apunto estuve de saltármelo, yo también, cuando aquella mujer entro en casa... deliciosamente cachetona y de una piel morena semejante a la seda o el terciopelo, tenía una sonrisa tan dulce que apunto estabas de confundirla con bombón de chocolate con leche.
Xena tenía 31 años, pero aún estaba lo bastante tierna para hincarla el diente... Por lo genera preferimos carne más joven. Alta y curvilínea, una sabrosa lechona. La serví algo de alcohol, con el fin de macerarla, y a punto estaba de catarla cuando dijo que traía un presente para hacer el trueque...
... La enviaba su jefe, el verdadero interesado en la puerta, y junto a ella traía otra delicia mucho más joven y tierna...
Aún así, la invite a que se quedara... Nunca se sabe si quedaras del todo satisfecha ¿Verdad? Y sobre todo cuando compartes con dos más.
Aunque, en tal caso, Xena iba a ser solo mía: Solo para mi estomago.... jejejejejejejeje...
Cuando trajo a la muchacha, resulto un poco decepcionante: pelirroja (tienen fama de ser bastante insípidas en cuanto a su sabor), muy blanca (¿A que sabe la nieve? A nada) y flaca, solo la salvaban unos pechos redondos y firmes, como balones de balonmano, y unos muslos bien torneados que podían remitir a los jamones mejor curados.
-Una chica mona – dije, disimulando mi decepción... Tendría que ver que opinaban mis hermanas.
-Mi jefe espera que os agrade – dijo Xena.
Si te hubiera mandado solo a ti le daría las llaves sin siquiera pensarlo, me dije, devorando a la morena con los ojos, lujuria antropófaga.
-¿Hay trato? – preguntó Xena, nerviosa, quizá, por mi silencio.
-Claro – la indique que me siguiera – puede seguirme... firmaremos el contrato en mi habitación.
No existía tal contrato, en mi habitación la encerré en una jaula, no sin cierta excitante resistencia, y regresé para discutir con mis hermanas que hacer con aquel tributo.
-No temas, pequeña – la dije al volver a ver al tributo – Aquí estarás cómoda y caliente, sobre todo, muy cómoda... Te tengo preparado un lecho de lechuga, fresas y manzana, donde dormirás todo el trayecto hasta mi boca – y reí malvada, al verla temblar aterrada.
-Tengo un poco de sueño, no podemos esperar a mañana – trató de disculparse la condenada.
Sonriendo, y levantándole la tapa a la bandeja, donde se mostraba tal lecho, la respondí.
-Pues anda, túmbate en la camita, que yo enciendo el fuego.
Encogiéndose de hombros, y haciendo un mohín, la chica se dio por vencida... y caminó hacia su camita en la cocina...
-Mmm... Ok.
Enseguida se quedo dormida.
-Ahora si que te ves bonita – dije acariciando su cuerpo tumbado de costado -... Veamos a que sabe tu tetita – libere uno de sus globitos, y me agache para chupar el sonrosada pezón -... Mmmmm... que rico arándano...
Así que, empujando el carro, donde iba la bandeja, nos adentramos aún más en la cocina. Allí esperaríamos a mis hermanas... que ya se empezaban a retrasar. De no ser por el ritual, ya estaría cortando esas 9 ramitas que esta chica llama dedos, y ofreciendo su premio a mis cuervos.
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viernes, 27 de enero de 2012
Las Guardianas de la Puerta de Sangre: El tributo
Muchos antiguos conocían la historia de la Puerta de Sangre que había pasado de generación en generación, y, también, conocían el tributo que había de pagarse para cruzarla... Tres ancianas la guardaban, y las tres cobraban el tributo exigido a todo aquel que quisiera traspasarla: una vida inocente.
Fue de la madrastra, harta de la desobediencia del miembro más joven del clan, la idea de mandar a Karen al refugio de las tres guardianas.
La joven de los extraños ojos penetro en la densa arboleda que conducía al aislado refugió de las tres guardianas, obedeciendo cada una de las normas y reglas que su madrastra la había dictado, a fin de no molestar a tan insignes damas.
Cruzó un monte y después un pinar, igual de denso que la arboleda, camino casi dos horas hasta dar con la casa de las tres brujas.
En una ventana había tres pastelillos recién hechos, las tripas de Karen rugieron, y, pensó que no las importaría que probara uno. Así lo hizo...
-Hermanas, creo que tenemos un ladronzuelo.
Dijo una voz, como el siseo de una serpiente, dentro de la casa.
-Ladronzuela – corrigió una segunda – puedo oler su feminidad fresca y saludable.
-Iré a ver – dijo la tercera.
Karen, que con el masticar, nada escuchó, había olvidado todo recato y cuidado, apartados de su mente por las dos horas de caminata y el hambre acumulada, y ya se acercaba tentada por el segundo pastel. Andaba alargando su mano hacía este, cuando una garra la atrapo por la muñeca.
-¡Uy! Pues bien carnosa y tierna está esta ladronzuela - dijo la dueña de la tercera voz, sin parar de apretar el brazo de Karen, primero con una garra y después con las dos. Al principio Karen se asusto, pero, enseguida se supo en casa de aquellas que buscaba.
Las tres encorvadas brujas salieron a recibirla, rodeándola y haciéndola girar para mirarla de arriba abajo.
-Sonrosada y sana como una manzana.
-Que cara tan linda y dulce, con estas mejillas tan carnosas y encarnadas.
-Que cuerpo tan firme y redondeado.
Cada una alabó algo de Karen, quien tomo esto como parte del ceremonial y soporto con estoicismo el examen... ignorando la verdadera naturaleza de este.
La primera de ellas, alta, flaca, y muy fea, a la que le tuvo enseguida miedo, se comporto muy amable y cariñosa con Karen. La cogió del brazo y la introdujo en la casa, a donde las siguieron las otras dos. Ofertó pan y leche a Karen, quien acepto gustosa, pues, aún no se la había pasado el hambre.. Mientras las otras dos cerraron bien la puerta...
Después que la dieron de comer y Karen se sintió llena, vino la sorpresa, y, con fuerza hercúlea, entre las tres, la encerraron en una jaula grande...
Ahí prisionera paso días, mientras, las tres brujas, contentas con el tributo, la daban de comer y beber en abundancia, y cada mañana la decían:
-¡Qué linda estás! ¡Más gordita y sonrosada cada día! ¡Qué banquete vamos a tener!
Karen, incapaz de defenderse, y con su odio por la madrastra creciendo por cada día de cautiverio, atendía con miedo, e incapaz de defenderse o huir (la magia de las tres mujeres era poderosa), a esas palabras y pensaba que no la quedaría más destino que ser comida de aquellas brujas.
Pasados 9 días, en que las tres mujeres se habían dedicado a dar de comer bien a Karen, para que estuviese gordita, se prepararon los 9 cuchillos, 3 para cada una, con los que la cortarían 9 de su diez dedos (gruesos y carnosos tras el proceso de engorde) que enseguida guardarían como primer pago... Encendieron el horno, donde echarían a la chica, empujándola con largas picas, a fin de que no escapara, y, de intentarlo quedara lo suficientemente herida (nunca muerta, pues estropearía el banquete que con ella se darían) para no dar más guerra, al interior. Los 9 dedos servirían de llaves para la puerta, que, como ellas, exigía un tributo de sangre y carne, y el resto de Karen como cena y pago de los servicios prestados.
Karen había sido traicionada por su “familia”, por los mismos por los que había renunciado a seguir viendo a su amado, una de las pocas personas a las que parecía importarle lo que la pasara. Solo esperaba vivir para ver a la madrastra, cuando viniera a disfrutar la otra parte del trato (el uso de la puerta), para poder escupirla en su asquerosa cara.
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jueves, 26 de enero de 2012
El Bufón: Toc, toc ¿Quién es?
Algunos nacen guapos, otros inteligentes, un porcentaje puede que no sea ni guapo ni inteligente, pero, nace con una flor en el culo o un colchón económico, hay quien nace feo, y quien nace idiota, y, por último, hay quien nace para ser un bufón.
Aquellos ojos enormes, melancólicos y algo inquietantes lo observaban todo desde debajo de aquella máscara. El abrigo largo de un vivo escarlata ondeaba con la brisa.
Recuerdos encadenados...
... Los enormes ojos fijos en aquellos, idem, pechos, los de su canguro, quien había organizado una fiesta en ausencia de los tutores del chico.
-¿Te gustan? – ella pensaba, como casi todo el mundo que él tenía algún tipo de retraso, y por eso no hablaba y era tan retraído, pensó que aquello era hacerle un favor – Puedes tocarlos – ella le cogió de la mano y se la llevo al amplio escote de su top – son muy blanditas ¿Verdad?
-Auténticos almohadones – contestó él, mientras con la mano libre se encendía un cigarro.
-No deberías fumar – le reprendió ella con tono de madre, se había licenciado en magisterio, seguramente sacó a la pedagoga que había en ella.
Se quemo los dedos al ir a arrebatarle el cigarro.
-Y tu no deberías acosarme sexualmente – le respondió él, dando otra calada al cigarro.
Tenía 15 años, por qué cojones seguía teniendo una canguro.
-¿De que vas? – preguntó ella, entre ofendida y confundida.
-Acabas de meterme la mano entre tus tetas. Veamos, se que no soy tu tipo, observando a los tipos por los que, desde que empezó la fiesta, te has dejado manosear... así que, o eres más puta que las gallinas o me acosas sexualmente para que no me chive – apagó el cigarro en un cenicero -... No te hubiera hecho falta, no soy un chivato.
-Imbecil – se marcho ella, recolocándose las tetas.
Entonces pasó, fue la primera vez que vio a Eddie Claw... Enorme, la piel verdosa, encorvado y salvaje, y con afiladas garras en sus cuatro apéndices. Oteó por toda la fiesta, como un animal buscando a su presa... y se fijó en la canguro.
-¡Tetas! ¡Tetas! ¡Tetas!
Ella se dio cuenta y corrió, sin importarle a quien empujaba o pisaba, en busca de la salida... Eddie hizo lo mismo, pero de una forma más sangrienta y, aún más, desordenada. La chica alcanzó la puerta y salió, aquella bestia hizo un verdadero destrozo en la entrada al seguirla.
No era él único episodio del pasado que le había marcado, aún conservaba el nombre con el que aquella caníbal le bautizara: Bufón... siempre le pareció lo más correcto, pues, seguía siendo el primer recuerdo de su vida, todo lo anterior seguía en penumbras.
La brisa casi derribó el sombrero de arlequín con el que cubría su cabeza... Sus cabellos, que seguían manteniendo aquel constante aspecto despeinado, desordenado, pugnaban por liberarse de la coleta y el sombrero para molestarle la vista... Con Eddie suelto, aquel era un lujo que no se podía permitir.
El móvil vibro bajo el abrigo, él lo sacó y leyó el mensaje: “Cuando puedas ven hay unas cosas que quiero enseñarte”; Bufón sonrió y contestó: “No dudes de que iré, aunque sean otras cosas las que me gustaría que me mostrases”; aquello de seguro que sonrojaría a la remitente del mensaje... Hagas lo que hagas, no dejes indiferente a nadie.
Eddie tardaba en aparecer... pero Bufón sabía que aquella noche la bestia iba a salir de caza, y aunque la paciencia y su aberración al frío le traicionaban, siguió allí apostado... Esperando.
Desvió un instante la mirada a sus pies, solo llevaba dos cigarros desde que empezara la guardia... Tendría que felicitarse más tarde.
Mantenía el contacto con aquella mujer, la misma que trató de comérselo... Era algo dentro de él lo que le arrastró de regreso a ella, y desde entonces no había dejado de visitarla, al menos una vez a la semana. Una temeridad, dadas sus tendencias, pues corría el peligro de acabar en el horno o en la hoya.
-Que imaginación tienes, querido – le respondía siempre ella.
No había envejecido nada en todos aquellos años.
-¿Serás capaz de estarte quieta ante un varón tan apetecible como un servidor? – simulaba, él, siempre sorpresa.
-Dios, que autoestima tienes – le respondía ella, alzando los ojos al cielo.
-Modesto bajo de los altares para que yo subiera – era su replica.
Él siempre la hacía reír, por eso nunca había querido subsanar el error del pasado.
-Ya sabes, ingenioso, de mente rápida y lengua afilada – terminaba, él, siempre, añadiendo una burlesca reverencia.
Finalmente Eddie apareció. Había perdido algo de pelo con los años, pero seguía siendo aterrador... un fruto más de la represión sexual judeocristiana que tanto imperaba. Un adolescente tímido y reprimido se ve invadido por una frenética sed sexual, acaba por estallar, y aquella explosión es bautizada como Eddie Claw... sí, Bufón le entendía bien.
Antes de presentarse a la cita, Bufón comprobó su arsenal... Todo en orden. Luego saltó a la calle.
-Ya he visto tu poder, el poder de la civilización, pero tu no has visto todo mi poder – Eddie era todo un melodramático.
-¿Quieres que compre palomitas y me siente a observar mientras me lo enseñas? – le replicó él.
-¡Voy a comerte vivo! – la bestia cargó.
-Dios, que atrevido – fingió la voz de una doncella en peligro -, ya se que no es nuestra primera cita, pero soy chica de ir despacio, semental.
Reírse de Eddie no era inteligente, ni, debido el respeto que le tenía, algo que le agradara, pero, furiosa, la bestia, era más fácil de pillar en un error... y Bufón siempre sabía aprovechar su oportunidad.
Como habían cambiado las cosas en tan pocos años ¿Verdad?
O quizá no.
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¿Quién soy?
¿Quién soy?
¿Cómo me llamas cada día?
¿Amor?
¿Cariño?
Soy aquello que perdiste
cuando aún tenías tiempo para pensar en quimeras,
soy el romanticismo del que renegaste
cansado de que te hicieran daño.
Ahora sufres, bufón,
y culpas a todos de tu desgracia,
escondes tu pena
tras la sonrisa de un payaso...
Ahora, entre los pecadores
eres un santo.
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martes, 24 de enero de 2012
El Bufón: La sonrisa del pequeño payaso
¿Cuándo pierde la sonrisa un niño? Cuando comprende que existe la mortalidad, y que él también tiene fecha de caducidad.
-Que bueno que te dejes comer – dijo la mujer, frotándose las manos, mientras el flacucho muchacho, disfrazado de arlequín, la miraba sin entender, abrazado a su violín.
La mujer le había abierto la puerta de la casa, y antes de que él dijera nada ella ya había anunciado.
-¿Truco o trato?
Él con los ojos enrojecidos y la mente confusa, se limitó a asentir sin saber muy bien donde estaba, cuando estaba, y que debía contestar.
-Truco, por supuesto – se respondió la mujer, alargando el brazo para alborotar con la mano, el ya despeinado cabello del muchacho.
Lo invitó a pasar.
Él que no recordaba quien era, ni como había llegado hasta esa puerta... que había llamado por puro instinto, tan solo obedeció lo que la mujer le indicaba.
Le sentó en un sofá, enorme en comparación con su cuerpo, y ella se sentó enfrente.
-Voy a comerte ¿Te supone mucho problema? – pregunto la mujer, con una sonrisa esperanzada.
El le respondió que no había ninguno, porque pensó que, complacerla, era lo más correcto dada la hospitalidad de su anfitriona.
Lluvia, gritos... bultos de carne sobre el asfalto... sangre...
La lluvia y los gritos conformaban una cortina demasiado espesa dentro de su mente... nublando su memoria.
¿Quién era?
¿Qué hacía allí? ¿Cómo había llegado allí?
Le dolía la cabeza cada vez que intentaba recordar... El primer recuerdo claro en su mente era la puerta de esa casa abriéndose, y aquella mujer preguntándole:
-¿Truco o trato? – para, antes de que él dijera nada, si es que hubiera sabido que decir, añadiera – Truco, por supuesto.
Sus ojos grandes y enrojecidos desviaron la mirada a través de la ventana... Hacia el exterior... La casa era un primer piso, con un jardín grande en la parte de atrás.
-No tengo a donde ir, estoy mojado y tengo frío – fueron las primeras palabras del chico, que miraba a la mujer a través de sus largas pestañas, con ojos irritados y suplicantes.
La mujer sonrió.
-Podría encender la chimenea, pero creo que adelantare más encendiendo el horno – rió la mujer -, mientras, te prestare una manta para que te arropes – fue a buscar en un armario -... Mientras tanto, dime ¿De donde vienes?
-¿De donde vengo? – el chico buscaba la respuesta en su mente, encontró un dolor de cabeza -... No lo recuerdo – respondió con pena, mientras tomaba la manta - ¿Dónde podría desnudarme?
-Sigue al cuarto que esta después de la cocina – le indicó la mujer -. Allí podrás desnudarte, mientras te preparo algo caliente – y pensándoselo mejor - ¿Quieres que te prepare también la bañera, para que te des un baño cálido?
-Claro - asiente el chico lentamente... aún preguntándose de donde había venido, y como había llegado allí -. Si no es mucha molestia, claro.
La mujer le azuzo a que fuera a donde le había indicado.
Una vez allí, el muchacho se deshizo del disfraz de arlequín que se le pegaba al cuerpo... ¿Por qué iba así vestido? Se preguntó.
-Ya estoy – anunció, una vez estuvo solo cubierto con la manta.
-Toma – dijo la mujer entrando en la estancia, con una taza humeante - espero que te guste... Espérame en el comedor, iré a preparar la bañera (un modelo antiguo y de gran tamaño)
No se hizo de esperar mucho la anfitriona.
-Venga, entra. Ya esta todo preparado
El chico entró, sin parecer muy consciente de que participaba en el llegar de su muerte, y, con cierto pudor, dejó caer la manta al lado de la bañera, mientras se introducía en esta...
-Esta muy caliente - anunció el muchacho, aunque, por otro lado, era evidente.
Al mirar el tierno, aunque excesivamente delgado, y pálido cuerpo, los ojos de la mujer brillaron.
-¿Caliente? ¿Que esperabas? Tu mismo me diste permiso para que pudiera comerte – y abandonando el baño - Ya vengo, traeré unas esencias, para que estés mejor
-Me voy a cocer aquí dentro - dijo el muchacho, quien ante el calor parecía despertar de su ensueño.
-Eres un quéjica – digo la mujer, dándose prisa en su regreso -... Tranquilo, aún no te voy a dejar morir, ya estoy aquí – y tendiéndole un frasco -. Toma. Este aceite de almendras te hará sentir mejor. Si quieres te lo pongo yo.
-Sí, mejor. Aun tiemblo, no sabría como ponerme.
La mujer se quitó la ropa y entró a la bañera. Comenzó a masajear al chico, mientras por dentro ya se relamía y lo saboreaba. Comenzó con los pies y fue subiendo.
-¿Cual es tu nombre? ¿Lo recuerdas?
Él negó con la cabeza.
-¿Qué tal si te llamo Bufón? Para lo que vas a durar, al menos así recordaré nuestro encuentro.
-Bueno
-Bufón, ¿sabes?, me gustan las sorpresas ¿A ti te gustan?'
-No lo recuerdo – confesó, sinceramente él.
-Espero que te gusten, por que quiero que este dentro de mi. Me encantaría comerte a pedacitos ¿Te dejarías?
-¿Comerme? – por un momento, lo había olvidado.
-Sí, y por partes – saliendo de la bañera, sin preocuparse en volver a vestirse - Traeré un par de copas con vino ¿Quieres??
-No se si me gusta el vino, pero... Vale.
-¿Prefieres un tequila? ¿Un brandi? – quería atontarlo antes de empezar a comérselo en vivo.
El chico se rasco la cabeza, de cabellos largos, castaños, y despeinados...
-No se si me gusta beber... Traiga lo que usted tome.
La mujer aprovechó su viaje a la cocina para poner a asar una patatas sobre la enorme bandeja que en el interior del horno ya aguardaba al muchacho.
Lleno dos copas y se dirigió al baño.
-Toma – le ofreció al muchacho.
El chico tomó la copa y se la llevó a los labios... Degustó el licor, intentando recordar, esforzándose por vislumbrar si alguna vez lo había probado.
-Es dulce – es todo lo que sabe decir. Al menos le da valor para preguntar -... ¿Servirá para que no me duela cuando empiece a...? – en ese momento, no se atreve a continuar - ¿... cuando me empiece a devorar? – termina, por fin.
-Preguntas mucho, tu lengua debe ser carne ya dura – se quejó la mujer.
El chico asintió, avergonzado por no ser digno de su palabra,
-Perdóneme si la estoy defraudando - dijo con tono apenado.
Y de un trago se terminó la copa.
-Adelante, soy todo suyo – le anunció a su anfitriona, pero sin atreverse a mirarla.
La mujer sonriente, satisfecha, volvió a introducirse en la bañera... Siguió masajeándole, hasta llegar a la altura de la cabeza, entre los hombros y el cuello... caricia y caricia... Sumergiéndole poco a poco, y una vez en el fondo, sosteniéndole a pulso con la finalidad de ahogarlo.
Por instinto lucha, aunque diera su consentimiento, el cuerpo quería vivir donde la mente ya parecía muerta... Burbujas y convulsiones, hasta que se apaga.
-Ya esta listo – susurró la mujer, con sonrisa triunfante.
La mano cerrada y un gesto de suplica en el rostro inerte... ¿durmiente?
La mujer fue a otra habitación, él chico no iba a moverse, y regresó con un carro, especial para esas ocasiones, donde cargarle...
... Y de allí, a la cocina, donde ya había dejado esperando a sus cuchillos, sus agujas quirúrgicas y los condimentos que siempre reservaba para esas ocasiones especiales.
-Una pena que este tan flacucho – dijo, mientras entraba en el baño arrastrando el carro.
Empezaría separando la carne y los músculos del hueso en la zona de los brazos, era una zona que en los más jóvenes conservaba cierta rolliza ternura... Como las mejillas o las nalgas.
El resto, una vez también lo separara del hueso, iría a la nevera para días sucesivos.
La mujer entró en el baño, arrastrando el carro... pero él ya no estaba.
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Historias del lado oscuro de la risa: Papá, yo quiero...
Noche de Halloween, de cualquier año...
-Papá, papá – la niña corre, sus zapatos de gamuza apenas hacen ruido, pero sus grititos la anuncian.
Su padre, sentado en el sillón, refugiado de las tensiones caseras tras su periódico, la oye llegar hasta donde él se encuentra..
-¿Sí, angelito mío? – responde el padre con tono cansado, sin salir de detrás del periódico.
-Quiero un hermanito nuevo – grita la chiquilla.
El padre suspira cansado, al borde de perder la paciencia.
-Ya tienes uno - responde el padre.
-No, ya no.
Un mal presentimiento, el padre deja caer el periódico... ante él su sonriente hija, disfrazada de arlequín, sostiene una maza de madera manchada de sangre y sesos... sesos pequeñitos.
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V de Vendetta
Desde la publicación por primera vez, en la revista “Warriors” del comic de Alan Moore y David Lloyd han pasado décadas. La Era Thatchert, ultraconservadora, y los artistas del noveno arte británicos (Morrison, Moore, Grant, etc.) que escribían en revistas de ciencia ficción, y que muchas veces reflejaban la sociedad que les rodeaba en las viñetas y guiones. De ahí nace V de Vendetta.
Una Inglaterra regida por un régimen orwelliano, y un héroe, una especie de arlequín, motivado por la venganza contra aquellos, miembros destacados de este gobierno, que le convirtieron en lo que es.
Cierto que, como ocurre con ¿Sueñan los androides con ovejas electricas? y Blade Runner, comic y película tienen sus diferencias.
De sobra es conocido el anarquismo del autor de los guiones, Alan Moore (el cual, curiosamente renegó de la película)
“Voy a encontrarme con mi creador, y a pagarle con la misma moneda”
“No es el pueblo quien debe temer a sus lideres, sino los lideres quienes deber temer a su pueblo”
En definitiva, una obra que está constantemente de plena actualidad, en cualquiera de sus dos formatos, lo cual explica que los movimientos indignados hayan adoptado la consabida máscara como seña de identidad.
“Bajo esta máscara no hay carne y huesos, bajo esta máscara hay unos ideales, y los ideales no pueden morir”.
Y yo me pregunto ¿Hay que pagar fuego con fuego, ojo por ojo, para que se te escuche y no se te pisotee? Yo tengo mi respuesta ¿Cuál es la vuestra?
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Historias del lado oscuro de la risa: El maître
El maître se acerca donde se encuentra una pareja esperando.
-¿Mesa para dos? – les pregunta.
-No, solo para uno – responde el chico, y señala a su hermosa acompañante -... Ella es el plato principal.
El maître en lugar de sorprenderse, asiente.
-Muy buena elección, caballero – y les señala a una pareja que cena acompañada de su único hijo -. Ellos han pedido que, nada más les traigamos el segundo, nos llevemos a la cocina al pequeño, quieren de postre tarta de angelote relleno de chocolate.
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sábado, 21 de enero de 2012
Segundo Manifiesto del Art Bouffon
Todo esta permitido. Nada es verdad... Esta máxima, que es la principal de los miembros de la Hermandad de los Asesinos de la saga Assassin´s Creed, puede adaptarse perfectamente a lo que significa esta visión artística.
La vida es el escenario... La realidad el tapiz que a golpe de cuchillo decoraremos, y, luego, visualizaremos a través de los ojos de un loco.
No busques la sonrisa divertida... Arranca una risa macabra.
Un humor grotesco que te haga temblar y convulsionarte, mientras te ríes histérico sin saber exactamente de qué.
El espectador, el lector, el que observa la acción se ve inmovilizado en una silla con correas, obligado a mirar lo que ocurre delante suya, no puede mirar ni a un lado ni a otro, solo de frente... y frente a él ocurre lo que el artista quiere mostrar. Puede ocurrir de todo (todo esta permitido) buscando agujerear la cordura, taladrar el sistema nervioso atravesar los centros del placer y el dolor hasta romper la división mental que, entre ellos, había en el cerebro del espectador (¿Nada es verdad?)... Solo vera una parte, un pequeño espacio de realidad tejido por un loco, la parte que el artista le quiera mostrar...
Responde al cuestionario:
¿Cuál es tu mayor miedo?
¿Qué es lo que más te excita sexualmente?
¿Cuál es tu fantasía más salvaje?
¿Qué ves cuando te quedas mirando al fondo de un pasillo a oscuras?
Son cuatro simples preguntas, pero pocos serán los que sean capaces de contestar con total sinceridad... Pocos bucearan en su subconsciente para responder con la verdad, porque a todos nos da miedo bucear ¿Verdad?
Descósete los labios Arlequín...
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Historias del lado oscuro de la risa: Sígueme
La niebla cubría el anden de tren... Marian era una de las pocas personas que allí se encontraban, esperando la llegada del último cercanías del día...
La sonrisa carcomida de aquel hombre grotesco, engañosamente obeso (en realidad puro músculo) y bajo, cuando localizó a la solitaria jovencita, anunciaba el final del acto... Lo más aterrador: todos los dientes estaban afilados cual colmillos de tiburón.
Marian tenía 20 años, de físico envidiable aunque lo que la hacía especial eran los labios, aquellos labios que eran icono de su propio sitio web: Hot Lips BB...
Al ser para la mayoría de sus admiradores unos labios carnosos y jugosos, pocos sabían como era... ¿Cuánto medía? Un metro setenta ¿De donde era? Madrid ¿Qué signo de zodiaco tenía? Libra ¿De que raza era? Heredera de una mezcla de razas ¿Cuál era su situación sentimental? Soltera y sin hijos ¿Qué estudios tenía? Había iniciado los estudios universitarios, pero los había abandonado porque no podían enseñarla nada ¿Algún vicio? Ni bebía, ni fumaba...
Como era Marian... Pues era una chica simpática, alegre, y muy sociable... quizá por eso se daba a todas las fantasías de sus ciberseguidores... Fantasías que tan solo alimentaba mostrándoles sus labios, nada más... Fantasías producidas por la imaginación de cada uno.
-¿Qué buscas en un chico? – escribió uno de los usuarios de su pagina.
-Que no sea mentiroso, odio las mentiras y la hipocresía – era una chica muy especial – que sea cariñoso, nada de amargura, y alegre como yo... Eso sí, el respeto lo principal – respondieron aquellos labios, la cámara web fija en aquellos labios rojos, llenos y muy jugosos.
-¿Qué te gustaría que te pasara en una cita? – preguntó a continuación otro usuario
-Pues, me encantaría ir de paseo, al cine o, quizá, una discoteca... Todo se puede ver ¿No? J – respondieron aquellos labios hipnotizadores.
Volviendo al anden, el tren llegó a su hora... Marian entró con paso rápido, el frío se la metía rápidamente en los huesos, huyendo del desagradable tiempo... El grotesco tipo la siguió poco después.
-Te sigo – siseo entre aquellos dientes de tiburón -... Me gustas.
La lengua llena de espinas, se paseó por los dientes y los labios resecos... Aquel encuentro si que iba a ser HOT...
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viernes, 20 de enero de 2012
Historias del lado oscuro de la risa: La sonrisa lunar
Sarabella, despertó en aquella jaula, tal y como llevaba haciéndolo en los últimos ocho días... Aquel iba a ser el día 9 de su cautiverio, y, presumiblemente, el último día de su vida que ya iba para los 20 años...
Aquella extraña mujer entró en la cocina cargando con varias bolsas de la compra...
Nunca se termina de conocer a una persona, aunque la hayas visto durante la mayor parte de tu vida... pero eso no te impedirá temerla...
La vida para Sarabella era un continuo aprendizaje, planteada como un continuo plano lleno de caminos, distintas direcciones, y decisiones... Algunas no tan acertadas. Lo que estaba claro es que a veces esas decisiones te llevan a tropezar con el horror... Fin del aprendizaje... No hay una nueva oportunidad cuando miras en el interior del abismo...
-¿Qué hace? – preguntó a la mujer, que no paraba de moverse por la cocina.
-El horno ya esta encendido, a 300º será lo mejor, y he comprado todos los ingredientes necesarios para que todo quede perfecto – dijo parándose delante de la jaula, y mirando a Sarabella con interés - Veamos... mides un metro sesenta y siete y pesas – miro el indicador del mecanismo de bascula que la jaula llevaba incorporado -... 57 kilos, sin contar con el vaciado.
-¿El vaciado? – pregunto aún más aterrada Sarabella.
-Claro – alargó su mano y cogió un cuchillo bien afilado -, se hace un corte en canal y se sacan las vísceras, todo lo que no sea carne, pues, solo me interesa cocinar la carne. Luego pones un buen relleno, el cual ya me he encargado de comprar con que hacerlo, en su lugar, y se cierra con una de estas agujas – le mostró un conjunto de agujas quirúrgicas de un tamaño a tener en cuenta -... y, después, se mete al horno la pieza ya rellena.
-No por favor.
-Ya es tarde, cielito – miró el reloj de la cocina -... Nunca mejor dicho. Será mejor que nos pongamos manos a la obra – y comenzó a abrir la jaula, segura de que los grilletes impedirían a Sarabella intentar escapar -... A diez kilos por hora, una vez acabe de rellenarte, tendré que tenerte asando al menos 6 horas y media.
-No por favor – suplicaba Sarabella, mientras la mujer la sacaba a tirones de la jaula... impaciente por empezar cuanto antes.
La mujer la arrastro hasta la mesa que reservaba para esos trabajos... aseguro los grilletes a esta y dejo allí tumbada a Sarabella.
Abrió la puerta del horno y comprobó la temperatura y la larga bandeja móvil donde dispondría el cuerpo una vez fuera a asarlo... Sarabella podía verlo todo, y aquello la encogió el corazón y el estomago aún más si cabía.
No era ninguna pesadilla... Aquella mujer iba a asarla como a un lechón, para después comérsela.
Las chicas rubias de piel cremosa estaban muy cotizadas en determinados círculos oscuros, por lo que parecía... Bueno, era algo que ella se imaginaba, al menos así no se volvía loca... No, espera, aquello era de locos.
-Llevo 9 días desaparecida, mis padres deban echarme de menos. Seguro que ya habrán denunciado mi desaparición y la policía me andará buscando... Suélteme, por favor, y la prometo que no diré nada.
-No te des tantas ínfulas – la respondió la mujer sin dar importancia a las palabras de Sarabella.
Tocaron a la puerta.
-Mierda – exclamó la mujer -... parece que se adelantaron.
La estrafalaria cocinera salió de la cocina, pero, Sarabella no tardó en oírla, de nuevo, regresar... Esta vez no estaba sola, dos pares de pasos más la acompañaban.
Sarabella no daba crédito a lo que vieron sus ojos...
-¿Mama? ¿Papa? Por favor, tenéis que...
No, eso no... No podía ser...
Su madre sonreía de oreja a oreja, y tras acercarse a donde ella estaba encadenada, la pellizco con cariño.
-Dios, Gemma has hecho un estupendo trabajo... Creí que esta chica era imposible de engordar – distraídamente pinchaba con el índice uno de los muslos de Sarabella -... Ya sabes, hija, de pequeños quisieras comértelos, y de mayores... bueno no queríamos seguir arrepintiéndonos de no haberlo hecho.
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jueves, 19 de enero de 2012
La Espejo Casa Encantada: Origen
1912
-Venga, hija, entra sin miedo.
Gemma aún no entendía muy bien porque su padre había insistido en disfrazarla y maquillarla como a un Arlequín... Tampoco entendía que hacía en aquella casa, hacia años que su abuela había muerto y nadie la había habitado desde entonces.
-Papi.
-Quieres a papa ¿Verdad?
Gemma, de tan solo 12 años, asintió.
-Entonces debes de entrar, pronto tendremos compañía.
-Él niño siempre primero – decía la voz -, luego volveremos a por la niña, ellas dan los mejores fragmentos, las mejores tajadas.
La casa rugió bajo los pies de Gemma.
-¿Quiénes van a venir papa?
-Son los hijos del seños Sanpedro y el señor Felliú.
-Pero, papa, esos hombres son malos contigo.
-Lo sé, hija – le dijo mientras ponía un cuchillo en la pequeña mano de Gemma, y luego se la cerraba alrededor del mango -... Quiero que me hagas sentir orgulloso de ti, mi ángel – la dijo antes de marcharse, no sin antes besarla en la frente.
-Te has manchado con mi maquillaje, tonto.
Él padre se marcho de la casa, cerrando la puerta tras de él, dejando a la niña allí sola... Esperando las visitas.
Dos parejas...
Niño y niña.
Niña y niño.
Un vals macabro... Una danza con la muerte.
El suelo tiembla bajo los zapatos de gamuza escarlata de Gemma, al ritmo de los alaridos de terror, los aullidos de cerdos en el matadero, y los golpes del cuchilla... ¡Chac! ¡Chac! ¡Chac!... Primero el niño, luego la niña... Primero el niño, luego la niña...
-Papa estará orgulloso de mí – dijo Gemma, en medio de aquel circulo de cadáveres unidos por las vísceras y bañados por la sangre.
¿Sangre inocente?
Gemma se sentó en la vieja mecedora de su abuela... Madrid no era tan bonita como su ciudad de origen, pero el trabajo de papa estaba allí... Ella era feliz...
... Y ahora papa sería feliz.
Gemma se quedó dormida con el balanceo de la mecedora...
... Su papa vendría, iba a venir pronto, y la llevaría a tomar chocolate... A Gemma le encantaba el chocolate, y los dulces... sí, papa la llevaría a tomar chocolate y dulces...
... Porque, ahora, papa iba a ser feliz.
Sí papa era feliz, ella también era feliz... y comería chocolate y dulces.
La durmiente y la mecedora se reflejaban en el espejo de cuerpo entero que tenían enfrente... Aquel era el espejo favorito de su abuela...
... La casa estaba llena de espejos.
Cuatro niños gritan desde el fondo del espejo, a cada lado de este, sobre unas estanterías, dos cofres en forma de corazón que contienen las vísceras de aquellos pequeños...
... Pronto serán más, muchos más.
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La Espejo Casa encantada (Capitulo 5)
Finales de los años 70 del S. XX.
La noticia apareció en los noticiarios de toda Norteamérica...
-Se sigue buscando a las dos estudiantes universitarias desaparecidas hace unos días durante unas jornadas universitarias en un parque nacional.
Lo siguiente era una descripción de las dos muchachas, mezclada con contenido de las encuestas que habían rellenado para un concurso de búsqueda de parejas que, junto a otras actividades, organizaba el departamento de literatura (“Romeo y Julieta” era una iniciativa del profesor Vincent Costello, quien había puesto incluso de su bolsillo para que el proyecto monográfico saliera adelante)...
La primera de las muchachas respondía al nombre de Clea Clearemont, una belleza mestiza de 24 años muy popular entre el sector masculino y habitual en las fiestas de las hermandades.
-Creo que tenía 16 años cuando me enamoré, de verdad, por primera vez – confesaba Clea en el video text para el concurso -, por esa época también me marche de casa y comencé a trabajar aunque sin abandonar los estudios – luego, pasaba a describir su idea de una pareja ideal -. Me gustan los tíos con una personalidad fuerte, supervivientes natos... Me encantaría encontrar a mi otra mitad pronto – y cuando la preguntaron por su cita ideal, respondió -. Salir a cenar, es un buen comienzo.
La otra muchacha desaparecida respondía al nombre de Taylor Summers de 21 años, esta, sin dejar de ser una chica atractiva y dulce, era todo lo contrario a Clea, no era una chica popular y se podría decir que mientras una estaba todas las noches de fiesta la otra las pasaba encerradas en su habitación o en la biblioteca estudiando. Taylor era una chica menuda, un metro cincuenta y cinco, y delgadita, de rasgos aniñados y gesto dulce. Lo único que compartía con Clea es que ambas era morenas de cabello. Además Taylor era fumadora habitual.
-Soy una chica normal, divertida... Me gusta el deporte, y pasármelo bien... aunque sin descuidar mis responsabilidades – en cuanto a su chico ideal -. Busco a alguien que merezca la pena como persona, aunque, por pedir... que sea guapo, atlético... deportista, y de mi edad... Que tenga las cosas muy claras, no quiero inmaduros... Ah, y que sea cariñoso, amable... y fiel, sobre todo fiel – y sobre como seria su cita ideal, respondió -... Una cena romántica en un restaurante bonito y elegante.
Pasaron los días, y nadie nunca jamás supo de ellas...
Ni siquiera se les ocurrió preguntarle al respetable profesor que había organizado aquella salida campestre: Vincent Costello.
Eso sí, todo el mundo recuerda lo rica que estaba la carne de la barbacoa con la que se cerró aquella jornada campestre.
Carne, que, de nuevo, facilitó el mencionado profesor... Pero nadie recuerdaba como la trajo hasta allí.
En la actualidad...
Ella tiembla sobre la mesa donde esta atada mientras observa por el rabillo de ojo como aquel payaso diabólico trabaja con el cuerpo de su compañero... Nunca debieron ir a esa casa, nunca debieron hacer muchas cosas... y ahora iban a morir por ello...
... Y lo peor, lo más tortuoso es la risa estridente y escalofriante de aquel tipo mientras abre en canal a su amigo, juguetea con sus vísceras, y... Ella aparta la mirada, esperando conservar algo de cordura...
... Aunque quizá perder el juicio la sería en ese momento de más ayuda... Aquel engendro ha prometido ser aún más creativo con ella, darla el trato especial que merece...
A su alrededor, sobre vitrinas y atriles, cofres, en forma de románticos corazones, contienen las vísceras de las victimas de La Catalana y Vicent Costelo...
... Nunca debieron haber entrado en esa casa...
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martes, 17 de enero de 2012
La Espejo Casa encantada (Capitulo 4)
Hace 12 años....
-Dígame, señor Costello ¿Cómo va Sara, mi hija?
Habían pasado 50 años desde que Margarita murió, 50 años desde que Garcilaso Vargas muriera y naciera Vincent Costello, de nuevo, lejos de su patria...
... Aunque claro, hacia unos meses que había regresado... La casa seguía igual, y su renombre académico le había granjeado alguna que otra alumna particular...
El profesor Costello sonrió con aquella mueca tan desagradable, de joven había sido un tipo grotesco pero, a aquella edad, era algo realmente desagradable a la vista estar frente a él.
-Su hija es una muchacha muy bonita – la extremadamente larga lengua del profesor se paseo por aquellos labios resecos y llagados, mientras, estos componían una mueca parecida una sonrisa -, realmente guapa... con esas mejillas tan llenas y coloreaditas... Tiene una hija muy dulce, amigo mío – y echando su contrahecho cuerpo hacia delante en el sillón -... Le confesare algo... Estoy pensando muy seriamente en comérmela.
El padre no podía dar crédito a lo que acababa de oír de boca de aquel loco.
-¿Cómo se atreve a...?
No pudo continuar, el abrecartas le seccionó la traquea.
-Ahora, si nos disculpa – dijo el profesor Costello, limpiándose la sangre de las manos -... su dulce hija y yo tenemos una clase que dar – comenzó a subir las escaleras, pero en el último tramo se detuvo para decir -... puede esperar aquí abajo, si lo desea.
Sara tendría 19 años, y estaba preparándose para entrar en la universidad... el dinero no compra cerebros.
Media un metro sesenta y cinco centímetros, y por su aspecto no escatimaba en tratamientos de belleza: a esas alturas del invierno tenía un moreno envidiable; lo cierto es que el profesor no había exagerado, Sara era una chica bastante mona: los ojos grandes y oscuros, la nariz aristocrática, la boca dulce, las mejillas (como ya dijera Costello) permanente sonrosadas, el busto firme, y la figura compensada...
-Tu papi me ha puesto un poco nervioso, Sarita – dijo tomando asiento - ya sabes que hacer ¿Verdad? Yo no tendré problemas, como siempre he hecho, en darte parte de lo que me paga tu padre, si tu eres buena conmigo.
Otra cosa que tenía Sara es que, cuando había dinero de por medio, los escrúpulos se esfumaban.
Libero con sus delicadas manos, de manicura diaria, el miembro del profesor, y empuñándolo, como le había enseñado este, comenzó a acariciárselo mientras Costello comenzaba la lección...
-Heinrich Teodor Böll (21 de diciembre de 1917-16 de julio de 1985) era un escritor alemán, figura emblemática de la literatura alemana de posguerra, también llamada "literatura de escombros". En 1972 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura. La Academia Sueca destacó que «por su combinación de una amplia perspectiva sobre su tiempo y una habilidad sensible en la caracterización ha contribuido a la renovación de la literatura alemana» - se detuvo y miró a Sara, la cual bostezaba claramente, aunque sin dejar de estimularle manualmente - Sarita, cielo ¿Qué tal si pruebas con la boca? Hoy estas realmente torpe.
La chica se sacó el chicle, y lo pego debajo de la mesa, luego se inclino para engullir el miembro del profesor.
-Mmmmmmm... Así pequeña, así... así, dulce... Moderato – y continuó, mientras alargaba la mano hacía el cajón donde guardaba su cuchillo favorito -... ¿Por donde íbamos? Ah, sí...
... A cada pija la llega su San Martín.
En la actualidad...
Las victimas tanto de La Catalana como de Vincent Costello, antes Garcilaso Vargas, aún moraban encerradas en aquella casa del horror... Bailando alrededor del infernal payaso y los dos cuerpos inertes que arrastraba, escaleras arriba, hacía el lugar donde antes se encontraba su despacho...
-Queridos míos, me encanta que os hayáis quedado a cenar.
Hace 10 años...
Vincent Costello cometió un error, quizá se confió demasiado... Quizá estaba deseando reunirse con Margarita o se había cansado de matar, quizá es que se había hecho demasiado viejo... la gente, al leer la noticia de la muerte, y posterior descubrimiento de sus crímenes, se inventó muchos quizás para explicar como, al fin, había sido cazado aquel loco...
... Pero, solo una persona sabía la verdadera razón de aquel acontecimiento: el propio Vincent Costello.
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Otro amor es posible
Según los antiguos griegos al espíritu del Eros, como arquetipo del placer sensual, de los sentidos, que es motor de la vida, se le antepone el arquetipo del Thanatos, es decir, algo así como la muerte.
Los surrealistas y los decadentistas descubrieron que ambos conceptos contrapuestos no son tan diferentes en el alma humana... de alguna forma la muerte o el dolor podían causar cierta excitación de los sentidos...
Comportamientos fetichistas como sexo en lugares adscritos al ritos funerarios o con gente enferma o lisiada, tienen mucho que ver con esta relación Eros / Thanatos.
La ginofagia y la androfagia es algo parecido... Aunque se puede quitar el carácter, y es más útil para meditar sobre la naturaleza humana o la antropología del pensamiento.
Un ejemplo: ¿De pequeños las señoras mayores te pellizcaban las mejillas y te decían: esta niña, o este niño, esta para comérsela? Sí, verdad. Normalmente, comentarios o acciones como aquellas suelen ser comportamientos ginofagos, si es una hembra, o androfagos, si es macho... Temas como: este chico esta más bueno que el pan, o ese culito esta para morderlo, o frases como esa de: de pequeños te lo comerías, y cuando son grandes te arrepientes de no haberlo hecho; o, también, dentro del sexo, el propio acto de morder o chupar, es un acto de ginofagia o androfagia. Y luego están los mitos solares antiguos, que han llegado a nuestros días convertidos en cuentos o narraciones populares como: Hansel y Gretel, Caperucita Roja, El Lobo y los 7 cabritillos; todos basados en mitos solares como el de Ra y la serpiente Apofis: Cada noche, Ra (el sol) era engullido por Apofis, y luego resucitaba más poderoso al renacer al día siguiente; Esos tres cuentos en realidad son narraciones de ritos de paso... De la luz a la oscuridad, para llegar al renacimiento más luminoso.
En fin, otro amor es posible... y se suele dar donde menos te lo esperas.
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lunes, 16 de enero de 2012
La Espejo Casa encantada (Capitulo 3)
Principios de los años 30, S. XX
-¿Te divertiste? – preguntó la mujer al joven.
-¿Cómo?
-Con Isabelita, ¿Te gusto?
-No entiendo
-Se lo que ocurrió
La Catalana estaba en pie frente a él... En sus ojos podía leer que de verdad lo sabía...
-¿Cómo lo...?
-Lo siento dentro de ti... Puedo olerla dentro de ti...
Él se calló... Ahora le iba a denunciar por aquello... Pero, no podía ir a la cárcel... Solo era un niño... O quizá si pudiera... ¿También la Republica era dura con los desviados?
-Tranquilo, no diré nada.
Aquello le hizo sentirse mas tranquilo
-... Pero aun así me debes algo
-¿El que? Con Isabelita pague mi deuda
-Pero ahora Isabelita no volverá a ser mía... No imaginas cuanto me enamoro esa chiquilla... Ahora deberás compensarme con otra
Aquella Mujer era peligrosa, ahora él comenzaba a comprender...
-¿Quién?
-Se que tienes una linda hermanita... Y se que ella no es una criatura tan pura como era Isabelita. Pero renunciare a saborear la inocencia a cambio de la ternura de la edad...
-¿Y si me niego?
La Mujer agarro por el mentón al niño.
-Créeme, no querrías saberlo
En la actualidad...
-¿Qué...? – gime ella, aplastada por el peso del obeso payaso diabólico - ¿Qué quiere de nosotros?
Él engendro soltó una carcajada, un montón de graznidos de cuervo distorsionados.
-Lo que quiere cualquier tipo, monina, follarte hasta que revientes y después abrirte en canal con este mondadientes para ver si eres tan bonita por dentro como por fuera – le responde.
La chica suelta un alarido que retumba por todo el viejo caserón.
El engendro vuelve a reír...
Principios de los años 30, S. XX
La niña solo tenía 9 años, y, aunque pronto había sido desflorada, aun seguía siendo una niña fácil de engañar.
La llevo a aquella casa, engañada con mil historias del todo improbables... Pero siempre era mejor que decirla que la llevaba ahí para vendérsela a un demonio pervertido vestido de mujer... Antes de que salieran lloró, aquella niña era el único ser humano que no le producía asco (odiaba a todos los seres humanos desde que su padre, un hombre violento y amante de la botella, le dio su primera paliza, y el cura le dijo, cuando fue a buscar consuelo a la iglesia, que, si la recibió, por algo sería)...
-Aquí es
-Es una casa muy bonita.
Todo lo que no fuera aquel piso cochanbroso, donde se habían criado, le parecía bonito a esa preciosidad... Ignorante del infierno donde se metía...
Sus ojitos claros se paseaban por los rincones de la vivienda, se hundían en la inmensidad de la escalera decimonónica que el edificio conservaba, y su manita regordeta se aferró a la de él para subir los escalones...
La Catalana les esperaba al final de la escalera, sonriente... Vestida como el día anterior... ¿Su atuendo ceremonial?
-Bienvenidos, mis dulces... Pasad, y sentaros.
La niña pasó primero, deseosa de ver las bellezas que aguardaban en esa casa... Atrás quedaron la mujer y su hermano.
-Aquí la tienes
-Ya veo
-¿Y ahora que?
-Eso lo decido yo
-¿Le harás daño?
La mujer sonrió y acaricio al niño.
-Ahora es mía... Cubrirá la deuda... Y si es como me dicen mis ojos, incluso podrías ganarte unos billetes por este... regalo
Un estremecimiento de... ¿Placer?...
-Ahora vete
Él obedeció, mientras La Catalana se giraba hacía la niña.
-Que casa mas bonita tiene, señora – dijo la niña, mirando a su alrededor - ¿Para que me quiere aquí, señora?
-Para que pagas una deuda de tu hermano
-¿La debe dinero mi hermano?
-Mucho más que dinero.
-¿Cuánto?
-Mas de lo que imaginas. Solo tu puedes ayudarlo
-¿Como?
-Me servirás durante 25 años
Aunque esas no eran las verdaderas intenciones de la mujer, pensó él, quien seguía escuchando... resistiéndose a marcharse, a dejar sola a su hermana con esa mujer.
-Eso es mucho tiempo – escuchó la voz de la niña.
-Se pasara en un suspiro, ya veras.
-¿Qué debo hacer primero?
-Ya te diré... sígueme
-¿A Dónde, señora?
-A bañarte, que hueles a casa mohosa, y de paso a pesarte y medirte... Quiero a mi servicio bien sano... Además tienes que estar linda para la fiesta de esta noche.
-Una fiesta, que bien.
Sin que lo supieran, él las siguió. Sin saber si era su amor y arrepentimiento hacia la hermana a la que acababa de traicionar, o el morbo por ver que pasaría después...
Vio a la niña meterse en el agua, de seguro nunca había probado una bañera tan cálida, ni tan perfumada,... Se dejó hundir entre las espuma... La Catalana, presente junto a la bañera, no la quitaba el ojo.
La niña acabó su baño.
-Señora, acabe – dijo la niña, alargando sus rollizos brazos para que la mujer la ayudara a salir.
-Muy bien, ya se te huele dulcemente limpia – dijo la mujer, ayudándola a salir, sin cortarse en palparla a placer y olfatearla.
La chica se sonrojó.
La Catalana enseguida la tuvo sobre la bascula.
-Mmmmm, muy buen peso – y observándola con detenimiento -... tu tamaño y tu peso son perfectos, caramelito – dijo, mientras la bajaba del artilugio -... Ahora habrá que desinfectarte, a saber la de piojos y bichos que traerás de aquella casa donde antes vivías ... Tengo preparada una gran olla de agua caliente perfecta para ello.
-La sigo, señora – dijo haciendo una reverencia, imitando las que había oído que las sirvientas hacían a los señores.
La Catalana sonrió ante la inocencia de la niña....
Él lo vio todo... y lo escuchó todo. Vio y escuchó lo que vino a continuación, y fue testigo de un fin, el de su hermana, que nunca creyó que podría ser el de un ser humano...
... Al fin, cogiendo fuerzas, se presentó ante La Catalana.
La mujer se había dejado la puerta abierta a posta... Sabía que él entraría... que la vigilaría... Y, sobre todo, que aprendería viéndola actuar...
La Catalana le sonrió al verlo.
-Ven, y come a mi mesa... Desde ahora serás mi principal amigo... Mi aprendiz... El continente donde verter aquello que sé, antes de que los tiempos se me lleven...
Actualidad
Ochenta años después, la casa seguía prácticamente igual. La Casa donde vivió La Catalana, la que vio nacer y morir el amor de Garcilaso y Margarita, la que se llenó de nuevas leyendas tenebrosas cuando este amor se trunco... Leyendas que ahora atraen a jóvenes curiosos que no saben lo que les espera entre aquellas paredes y a un alma negra y ponzoñosa que conoce bien hasta el último rincón de aquella macabra morada.
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Aire
¿Qué es la brisa?
El aire al estrujar tus pechos en cada caricia.
¿Qué es el viento?
El aire que surge cuando me estoy pediendo.
¿Qué es un huracán?
El aire de tu cuerpo y el mío bombeando hasta el final.
¿Qué es la tempestad?
El aire de nosotros follando hasta explotar.
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La Espejo Casa encantada (Capitulo 2)
Principios de los años 30, S. XX.
En el barrio la llamaban La Catalana... Era una joven viuda, a quien las malas lenguas culpaban de respetar poco el luto... Libertina e insaciable, decían que aun no estaba frío el marido y ella ya tenía zángano que polinizara su flor.
Él era aun muy joven, unos 12 años, pero su altura, superior a los demás chicos de su edad, y su rápido desarrollo, habían llamado la atención de La Catalana.
-Niño ven aquí conmigo – le dijo un día.
Él se acerco tímidamente a sentarse, sobre la cama, junto a la señora.
No levanto la vista... Era tímido...
-No me tengas vergüenza... No te voy a comer... Al menos aun
Aquello ultimo le hizo temblar... Se contaban algunas cosas sobre lo que había ocurrido con la descendencia de aquella mujer.
La carnosa sonrisa de La Catalana se volvió cándida tras su anterior picardía.
-Era broma, mi niño... No me tengas miedo.
-No la... Tengo miedo.
La carnosa y amplia boca de ella atrapo la del niño en un cálido beso de amantes... Las manos expertas buscaron el pequeño pene que ya estaba duro como una piedra...
-¡Uyyyy! Malo, malo... No te me iras a correr tan pronto.
-No... No, señora.
-Eso espero... sino te quedaras sin los 10 reales que te prometí.
El chico se dejo hacer, ni siquiera rechisto cuando aquella aspiradora engullo su penecito...
-Que rica cosita tienes, mi niño.
Y de repente... Plash... Hubo de estallar.
-Maldito pendejito, se acabo el chollo por tu poca resistencia.
-Lo-Lo siento...
-Mas te vale.
El chico se levantó
-¿Señora?
-No pienses ni en la mitad de los 10 reales... Vete a tu casa.
El niño obedeció, se maldijo por aquella corrida precoz.
De todos modos... Sabía con quien pagar su frustración: Él sexo era tabu en esa época, pero, si eras silencioso nadie te molestaba... Claro que, si el sexo era tabu, hacértelo con tu hermana pequeña, era...
La niña era aun muy inocente, era fácil aprovecharse de ella... La madre ausente por defunción, el padre, carnicero, ausente por negocio... Cuando, ella, le vio entrar, ya sabía a que iban a jugar...
... Le imito, y desnudo su cuerpo de niña... Se dejo atar...
... Primero, siempre, la azotaba durante unos minutos... Después, ella jugaba con la cosa de su hermano, a veces él la pedía que se la metiera en la boca... y cuando se le había puesto dura, él le metía la cosa en su cosita... A veces, si ella estaba cansada o la costaba imaginar, él la hacía daño...
Actualidad...
-Mmmm... Que lindura – dice nada más ver a la otra curiosa, soltando el cuerpo inerte de su compañero, mientras se acerca a observarla con mayor deleite y atención, t una descarnada sonrisa en su monstruoso rostro lunar -... Estas más rica de cerca que desde ahí fuera.
El extraño payaso se acerca a ella, ronroneando y sonriente... Ella siente que por el pánico las piernas no le responden, intenta alejarse, arrastrándose hacia la puerta...
-Es inútil, corderito – dice aplastándole la mano con uno de sus zapatones, mojándola con la baba que cae de esa boca deformada en una cruel sonrisa -... Una vez entras, ya nunca – saca el cuchillo, manchado con costras de sangre seca -... nunca sales.
Aquella joven le recordaba tanto a alguien de su pasado...
Principios de los años 30, S. XX.
... Isabelita, la bella vecina de arriba...
Aquel día una vez acabó de saciarse con su hermana, corrió a llorar en el hombro de Isabelita.
-¿Por qué lloras?
-¿La Catalana abuso de mi?
-¿Cómo?
-Me dijo que me daría dinero a cambio de dejarme tocar un rato... Pero luego no quiso pagarme...
-¡Oh!
-Me siento sucio.
-¿Quieres que te deje bañarte en casa?
-Quiero que me acompañes a reclamar mi dinero.
-¿Cómo?
-A lo mejor ya se desenfado y me paga.
-Pues vamos.
Cogidos de la mano fueron hasta la casa de La Catalana.
La mujer les abrió, vestía con corpiño y una falda larga... Sus voluptuosas formas resaltaban con estas ropas tan a la francesa... Y el color rojo aumentaba lo cobrizo de su piel.
-Ya te dije que no te pagaría.
Isabelita se adelantó.
-Páguele, señora... ¿Se siente orgullosa de lo que ha querido hacer con mi amiguito?
La mujer pareció cambiar de idea.
-Traes un amiguita muy linda... Anda pasad.
Para su anfitriona, Isabelita era toda una novedad... Y la gustaba mucho lo que veía: castaña clara de melena lacia, ojillos claros, boquita graciosa, quizá demasiado delgada...
-¿Quién eres, niñita? ¿Te comió la lengua el gato?
Isabelita cogió aire y valor, ella también había oído la parte más terrible de las historias que sobre aquella mujer se contaban.
-Me llamo Isabel.
-Encantada. Eres muy linda, Isabel, aunque un poco delgaducha.
-No tanto.
-Eres deliciosa.
La mano de la mujer acarició la carita de la niña.
-Me preguntaba: ¿Te apetecería ganarte un dinero?
La niña se lo pensó... En aquellos tiempos, como en cualquier pasado presente o futuro, el dinero siempre era dinero... Aun sabiendo por donde podrían ir los tiros.
-¿Qué hay que hacer?
-Desnudarte, dejarte bañar, quizá jugar con tu amiguito... Lo que surja.
Isabelita sabía de las dificultades que tenía en casa, y él dinero sería bien venido.
-Ok
-Hemos hecho un trato...
Todo lo que aquella tarde pasó, el chico lo vio todo por una rendija... Hacía tiempo que se masturbaba, pese a la demonización, de los curas, hacía esa practica, y no perdió ocasión...
-Con que gusto os comía a los dos, ahora – escuchó decir a la mujer, mientras disfrutaba de los encantos de la joven y fresca florecilla.
Las extasiadas palabras de La Catalana harían hondo agujero en la mente del chico, y años después sería él quien llevara a cabo esta sentencia con otros...
Tras una hora la mujer se dio por satisfecha... Pagó a Isabelita 40 reales (4 veces lo que iba a pagarle al chico antes) y la prepara un bocadillo para la vuelta...
Los dos jóvenes volvieron caminando a casa... él todo el camino con las manos a la espalda... ella contando lo que ganó...
... No tenían por qué coger ese callejón... Pero él aprovecho que ella estaba distraída... Allí, bañado en la oscuridad exculpatoria, descubrió el cuchillo, hurtado a La Catalana, ante la pobre Isabelita, que ni siquiera tuvo tiempo de gritar... Los muros se tiñeron de sangre... Y luego fue el suelo... el camino hasta su casa... El reguero por las escaleras... El reguero en el pasillo... Un reguero que llegaba hasta la cocina, donde padre guardaba los utensilios, para repuesto, de carnicería...
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domingo, 15 de enero de 2012
Ficha de Q
Nombre real: Quentin Po
Edad: 27
Habilidades:
*Ingenioso y mordaz
*Acompañado de un ejercito de Macabros Bromistas que a veces hacen el trabajo sucio por él.
*Posee un vinculo con el Caos Primigenio que le da ciertas habilidades aún por catalogar.
Descripción física:
*Cabello en constante transformación.
*Ojos verdes mar.
*rostro anguloso.
*boca ancha de labios carnosos.
*constitución atlética.
*1’70 cm.
Datos biográficos:
*Poco se sabe de él a excepción de lo que él mismo cuenta, en algún momento de su vida las circunstancias le llevaron a ser quien es.
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La Espejo Casa encantada (Capitulo 1)
Un chico y una chica.
Un viejo caserón.
Las paredes repletas de reproducciones de Kubin.
La mecha: Una sicofonía que les gritaba “¡Largo!”, y después un interminable galopar grabado donde no había nadie más que ellos dos y el silencio sepulcral de aquella casa.
-¿Como andas?
-No tan bien como vos.
Ella sonríe.
-Te pregunte como andas, no como estas.
-Yo sobre dos patas, a veces sobre tres... y muy borracho sobre cinco.
Eso la hace reír a carcajadas.
-Mentira... me dijiste que no te puedes emborrachar ¿Ves como me acuerdo? Tengo buena memoria.
-Justo lo que me falta a mi.
-Existen vitaminas y patillas para eso.
-Lo sé, pero se me olvida tomarlas... Por cierto, veo que la vida sedentaria te hizo engordar ¿Como va tu agenda para citarme para cenarte? ¿Algún hueco?
Los turgentes pechos y las llenas mejillas tiemblan dulcemente al reír.
-Esta clausurada para los hambrientos y los sedientos que me quieran devorar.
-¿Entonces tendré que secuestrarte en forma de lobo feroz?
Se pone seria.
-¿Lo harías contra mi voluntad? Nunca esperé eso de ti.
-Por propia voluntad siempre es mejor.
-¿Tendré que ponerte la correa y el bozal?
-Si te excita lo de sacarme a pasear, claro.
Ella vuelve a reír.
-Serias una domina muy sexy – añade él -... Una domina excelente, dolor y placer al tiempo.
Ella ríe y añade.
-Jamás lo consigo al completo.
-Eso es porque enseguida gana la chica buena y romántica.
-Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii... Mi querer aprender a ser mala.
-Mi saber enseñar a ello, pero no saber luego lo que de vos quedaría de adorable.
-Mi linda y adorable, sí.
-Mucho, tanto que dan ganas de comerte.
-Mejor me quedo así, hasta que algo que no sea apropósito me haga cambiar-
Él pone cara triste.
-¿No te dejas comer por mi?
-No, mi ser fiel.
-¿Qué tiene que ver la fidelidad con que te coma? – la pregunta, rascándose la cabeza.
Se quedan mirándose... Hablan para expulsar al silencio, se asustan para expulsar al miedo, y se ríen para expulsar a la muerte...
Él sabe que a la mañana siguiente va a sentirse muy arrepentido por sus atrevidas palabras hacía su compañera, no se puede emborrachar, pero el alcohol si desinhibe una parte de él que no le gusta mostrar... Una parte primaria, hambrienta, salvaje, voraz,... Algo a lo que a veces se ha sentido tentado a abandonarse, pero, que a la vez le aterra dejar salir debido al que dirán.
-Voy a buscar el baño –se disculpa.
Recorre los pasillos, donde apenas hay luz... Hace años que aquella casa no tiene dueños, él también recuerda que, tampoco, sabe donde esta el baño.
Pasa por delante de la puerta corredera que da al jardín... Hay alguien fuera. La figura contrahecha, obesa, es difícil de describir... Un caricatura macabra del concepto de un ser humano.
El jardín es interior ¿Cómo ha podido entrar alguien sin pasar por la puerta principal? Algo le empuja a llamar la atención al intruso, es estúpido, ellos también son intrusos en esa casa, pero, aún así lo hace.
-Perdone, pero...
No puede continuar, una vez que sus ojos ven a aquel hombre, la pesadilla de un coulrofobico, no puede continuar... Entonces es cuando oye su voz, como el graznido de un cuervo con muy mala hostia...
-Mira, chaval – le dice -... Te lo voy a poner fácil, déjame a la chica aquí en casa y vete a cagar lejos de aquí – se frota aquella enorme barriga, y sonríe de una forma que hace que el alma más valiente se encoja de horror y se rompa en mil pedazos -... Esa muñequita y yo vamos a ser muy, muy felices... ye la mantendré calentita, a fuego lento diría yo – y su risa, su risa ya es demasiado... le hace caer de rodillas, sin fuerzas -... ¡Largo!
Sí, aquella era la voz, la voz de la psicofonía... La voz, sí la voz...
... Y luego, la oscuridad...
El primer dueño de la casa se llamaba Garcilso Vargas, poco se sabía de su vida... Demasiado de las macabras leyendas que de él y esa casa se cuentan... Un buen anzuelo para la visita de curiosos amantes de lo paranormal, la crónica negra, o, simplemente, las casa encantadas.
-No sufráis, cabroncetes – dice el hombre, mientras arrastra el cuerpo inerte del joven curioso, de nuevo, dentro de la casa -... El Show solo acaba de empezar.
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